Esta historia se centra en China. El señor Fu, un humilde zapatero de 68 años contrajo la polio de niño. Esto le hace sufrir una parálisis de cintura para abajo, lo cual le obliga a moverse a todas partes en una silla de ruedas improvisada, fabricada con parte de una carreta. Con ella va a trabajar cada día. Su viaje hasta el trabajo dura una hora, pero no lo hace solo: su perro está allí cada día para ayudarle.
Debido a su enfermedad, sus brazos también se cansan de empujar las ruedas, pero su fiel can parece no cansarse nunca, ya sea con la cabeza o con sus patas delanteras empuja y guía la silla. Aquí puedes ver cómo se las ingenia el fiel perrito.
Lo sorprendente es que el Sr Fu segura no haberle enseñado esto al perro, que lo hace por propia iniciativa. Además de ayudarle a su movilidad y acompañarlo durante todo el día, el animal también le ayuda a darle calor en los pies en las noches de invierno.
Es irónico que este caso se haya dado en China, sabiendo recientemente tuvo lugar en la localidad de Yulin, en el sur del país, un festival en el que se consumirán unos 10.000 perros.
Desde Ortocanis nos sumamos a la queja e indignación mundial sobre tal evento: #stopyulin2015
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