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Uno de los puntos más delicados para la salud de un perro son sus patas. La presencia de lesiones en ellas no sólo les dificultará el movimiento. También pueden incidir en su salud a la largo. Por lo tanto, es necesario cuidar las extremidades caninas para evitar y prevenir, en la medida de lo posible, los principales problemas en las patas del perro. Bastará con seguir unas sencillas pautas.

Algunos enemigos de las patas del perro

Además de los golpes ocasionales que pueden ocasionar lesiones a los perros en las patas, hay varios enemigos que van minando su salud. Uno de ellos es la edad. Tal como les pasa a los humanos, a medida que los perros van cumpliendo años su salud de va resintiendo. Cuando un perro ya tiene unos años, sus articulaciones van resintiéndose. Ya no son tan elásticas ni fuertes como antes. Por lo tanto habrá que vigilarlas con cuidado.

Para ello, conviene palpar sus patas con atención cada cierto tiempo, y comprobar que no tienen puntos donde tengan dolores. También hay que vigilar que caminen bien. Y ante la más mínima duda, acudir al veterinario. De esta manera, si el perro tiene una lesión en sus patas o en sus caderas, se puede diagnosticar en una fase temprana y tratar adecuadamente para mejorar la calidad de vida del animal.

Otro de los enemigos de las patas del perro es el sobrepeso. Si ya se combina con la edad, el sufrimiento que ambos factores provocan en las patas del perro puede ser bastante grande. Por suerte, se puede evitar y controlar mejor que los efectos de la edad. Basta con cuidar que el animal haga ejercicio suficiente y adecuado a su edad y estado. Y si aun así tiene tendencia a engordar más de lo debido, es recomendable cuidar su alimentación y cambiarla si es necesario. Así se evitarán daños a sus patas por culpa de un exceso de kilos.

Cómo prevenir problemas en las patas del perro

Cómo cuidar las patas de los perros

En el cuidado de las patas de los perros no hay que descuidar ninguna de sus partes. Algo que en principio puede parecer tan poco importante como las almohadillas sobre las que se apoya tienen que estar siempre lo más cuidadas posible. Así, hay que recortar periódicamente el pelo que aparezca en ellas. También hay que procurar que permanezcan limpias para evitar lesiones.

Tampoco hay que olvidarse de las uñas de los perros, que también necesitan una «manicura» de vez en cuando. En estos casos, lo mejor es llevarle al veterinario para ver qué tipo de cuidados necesitan o a un establecimiento especializado para que se las recorten y limen. Si te atreves, puedes hacerte con un cortauñas específico para perros, sobre los que puedes preguntar la veterinario, y cortárselas tú mismo.

También hay que procurar evitar que el animal camine sobre superficies muy frías, como el hielo, sin protección. Por tanto, si lo llevas a la nieve, algo que para muchas razas originarias de climas fríos es un placer, debes proteger sus patas con botas especiales. O bien, si tu perro no las tolera, aplicar cera protectora en sus almohadillas. Y tras la salida a la nieve, revisa sus almohadillas para evitar que se quede hielo pegado en ellas. Lo mismo sucede con el calor, por lo que hay que evitar que camine en verano sobre superficies muy calientes, como la arena de la playa.