Las causas más frecuentes de traumatismos en pequeños animales incluyen los accidentes de tráfico, en los que los animales son golpeados, arrollados o arrastrados por una bicicleta, moto, coche o camión.

Otro gran grupo son las peleas en las que las lesiones són causadas por mordiscos.

En las ciudades, no son pocas las lesiones resultado de caídas desde cierta altura. De la misma manera, en zonas montañosas las caídas se producen en zanjas o desniveles.

También nos encontramos heridas por armas de fuego en perros cazadores o en víctimas de abuso por humanos sin respeto que apuntan a los animales de su vecindario.

A continuación describiremos con más detalle algunas de estas situaciones.

ATROPELLO POR VEHÍCULO DE MOTOR

Un porcentaje elevado de los animales que llegan a un centro veterinario son a consecuencia de un atropello por vehículo de motor. Muchos han sufrido lesiones graves y las tasas de mortalidad son elevadas debido a muerte súbita o a eutanasia aconsejada por el veterinario.

A continuación vamos a explicar cómo proceder en el caso de verte implicado en un atropello.

-Lo primero que hay que hacer es socorrer al herido y retirarlo de la calzada para evitar más accidentes.

-Si está consciente hay que actuar con cautela ya que debido al miedo y al dolor, podría ser que el perro mordiera aunque no lo haya hecho nunca. Podemos tapar la cabeza con un prenda de ropa para evitar mordeduras.

-Observar el estado de conciencia del animal, si el animal no está consciente, valoraremos el pulso a nivel cardíaco y en la cara interna del muslo, en la arteria femoral. Observaremos si respira regularmente.

-Si el animal está vivo lo mantendremos en una posición que facilite la respiración (cuello extendido).

-Antes de abandonar el lugar del accidente, se debe tomar nota de los datos de los implicados para poder realizar la denuncia pertinente y posteriormente poder contar con el seguro.

-El punto de impacto y la inercia del vehículo pueden con facilidad causar la fractura de algún hueso en el perro.

Las fracturas pueden ser abiertas, si hay exposición del hueso a través de la herida, o cerradas, si no hay exposición de este.

A continuación, fractura abierta de fémur con la radiografía correspondiente:

En caso de fracturas abiertas, es importante cubrir la herida con una tela a modo de vendaje para evitar mayor contaminación bacteriana. Al estar expuesto el hueso, la infección siempre está presente.

Si la fractura es cerrada, intentaremos inmobilizar dentro de lo posible la zona inestable para evitar daños mayores en los tejidos.

Puede fracturarse cualquier hueso, pero las fracturas más frecuentes en caso de atropello son:

Fracturas de radio y cúbito, fractura de femur, fracturas de tibia y peroné, fracturas de cadera y fractura de costillas.

Tenemos que dirigirnos rápidamente hacia un centro veterinario, y si el animal parece grave, deberíamos escoger un hospital veterinario que disponga de métodos diagnósticos y servicio de hospitalización de cuidados intensivos.

Si el animal parece no haber sufrido ninguna lesión, nunca hay que confiarse, es mejor acudir a un hospital veterinario donde se le puedan efectuar las pruebas pertinentes para asegurarnos que está todo correcto. La exclusión de lesiones es tan importante como la detección de su existencia.

Un fuerte golpe en el tórax puede resultar en compromiso respiratorio al cabo de unas horas.

Una vez en el hospital:

Es importante que el veterinario en el momento del ingreso sea capaz de administrar un tratamiento adecuado y evitar así un fatal desenlace.

Frente a un animal politraumatizado, el tiempo es vital, y es prioritario el exámen radiológico de tórax y abdomen para poder instaurar un tratamiento de urgencia. Las urgencias cardiorespiratorias o las lesiones intraabdominales deben ser detectadas y controladas, así como la estabilización de los signos clínicos antes de realizar cualquier exámen radiológico de las lesiones más evidentes.

En la radiografía de tórax de la derecha observamos un acúmulo de aire en el espacio pleural que impide que los pulmones puedan expandirse de forma normal. Esto sucede cuando se ha lacerado el parénquima pulmonar y se escapa el aire desde los alveolos hacia el espacio pleural. En estos casos hay que retirar ese aire urgentemente mediante punción y aspiración para aliviar el compromiso respiratorio.

CAÍDAS DESDE ALTURA

Otra causa frecuente de fracturas en pequeños animales són las caídas desde alturas.

Los gatos de la ciudad suelen caer desde ventanas y balcones. Es un accidente muy frecuente en esta especie, y por eso se les llama comunmente “gatos paracaidistas” en la jerga veterinaria. Los gatos hacen equilibrios por la barandilla, y a veces quieren atrapar algún pájaro o insecto, pierden el equilibrio y caen. Aunque parezca ilógico, una caída desde un piso más bajo puede acarrear peores consecuencias que la caída desde un piso más alto. Esto es debido a que el gato necesita un tiempo para recuperar su posición durante la caída y entonces caer de pie. También es sorprendente que los gatos paracaidistas suelen reincidir.

En estos casos, la lesión que encontramos de forma más frecuente es la fisura palatina y la contusión pulmonar.

El gato sangra por boca y nariz. Si la causa del sangrado es la fisura en el paladar, la recuperación es rápida y buena.

También es habitual que se produzca una hernia diafragmática por rotura del diafragma. Entonces, el contenido abdominal se encuentra tambien el tórax. Para detectar estas lesiones es obligada la realización de una radiografía al gato

En la siguiente radiografía podemos comparar una radiografía normal con una en la que se ha lacerado el diafragma.

La observación durante las 24h siguientes al traumatismo es muy importante.

Los perros no suelen caer de los balcones, pero os contaré que una noche de San Juan, cuando trabajaba en la clínica de urgencias, unos chicos me trajeron un Labrador Retriever que había caído delante de ellos desde una terraza de un segundo piso. Cuando localicé a su dueña gracias a la identificación con el microchip, esta nos contó que ella había dejado al perro en casa de unos conocidos y que estaba de viaje.

El perro estaba desubicado y preso del pánico por los petardos, y en un intento por escapar saltó la pared de la terraza y cayó sobre la acera. Milagrosamente, el perro no sufrió ninguna lesión importante, solo el golpe y algunas heridas superficiales.

La mayoría de caídas desde altura en el perro son desde zanjas o terraplenes, pueden caer o bien saltar pensando que la altura es menor.

Entonces las lesiones suelen ser fracturas o luxaciones a nivel del carpo y lesión de los ligamentos plantares.

En perros pequeños las caídas desde los brazos o desde el sofá són suficientes para fracturar una pata o causar un traumatismo craneoencefálico.

HERIDAS POR MORDEDURA

Durante las peleas, el perro muerde y sacude fuertemente a su víctima.

La primera impresión puede ser engañosa, un perro con unas pocas lesiones a nivel cutáneo puede presentar un importante desgarro de tejido a nivel subcutáneo y/o muscular creando un espacio muerto susceptible de acumular líquido inflamatorio y de infectarse. Esto debe ser siempre valorado por un veterinario. Además, són heridas siempre infectadas, y muchas veces requieren la anestesia del animal para evaluar el daño en tejidos profundos y aplicar drenajes.

El manejo de estas lesiones siempre implicará el uso de antibióticos desde el primer momento.

La proptosis del globo ocular es un hallazgo habitual en perros braquiocefálicos que se han peleado. Vease la imágen a la derecha.

Entre perros grandes, podemos llegar a ver fracturas a nivel de la mandíbula.

Existen otras causas de traumatismo en pequeños animales que, aunque de forma menos frecuente, también nos podemos encontrar. Por ejemplo, los accidentes domésticos (caída de objetos pesados sobre el animal, pisotones), heridas por arma de fuego, ataques por otros animales (principalmente jabalíes en perros de caza) y, desafortunadamente, también por maltrato animal.

Equipo de Ortocanis

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