Caso clínico de drenaje activo

Los higromas son sacos llenos de líquido seroso encerrados en una cápsula de tejido conectivo fibroso alrededor del área del olecranon, en la articulación del codo. En algunos casos, aunque mucho menos comunes, pueden encontrarse alrededor del área del corvejón. Se producen en respuesta a traumas repetidos en la zona afectada, así como a consecuencia de una presión continuada sobre estas zonas cuando el animal reposa sobre superficies duras. De este modo, en perros, afecta casi exclusivamente a razas grandes o gigantes, como el Gran Danés, el San Bernardo o los Dálmatas, entre otros. Esto es debido al hecho que sus codos sufren una mayor carga de peso cuando están en reposo. Sin embargo, en razas más pequeñas también pueden aparecer higromas en los codos. Se darán en perros que dedican una gran parte del tiempo a estar en reposo, o en perros durante un post-quirúrgico, en el que se requiere un elevado grado de descanso y en que se recomienda la posición de decúbito. A continuación expondremos brevemente los principales tratamientos que recibe el perro con higromas, destacando especialmente el trabajo de unos autores (Pavletic y Brum, 2015)* que demuestran que el sistema de drenaje activo aparece como una solución altamente recomendable.

En cuanto a los distintos tipos de tratamiento, el conservador consiste, por un lado, en proteger las articulaciones del codo mediante camas blandas o mantas que amortigüen la carga que reciben los codos. Igualmente, si los higromas aparecen por traumatismos repetidos, es aconsejable el uso de protectores articulares en los momentos de más actividad a modo de prevención. También la aspiración de los higromas y la inyección de corticosteroides se incluyen en las técnicas conservadoras, aunque no hay resultados concluyentes de una resolución completa mediante estas técnicas (Pavletic y Brum, 2015). El tratamiento quirúrgico conservador se basa en el drenaje pasivo mediante tubos de drenaje Penrose. Sin embargo, con este tipo de drenaje existe cierto riesgo de contaminación a partir del líquido saliente que queda retenido en el vendaje en contacto con la piel. En cuanto a la técnica, una vez colocados los Penrose, se protege la zona con un vendaje grueso que se retira y repone cada 3/5 días, según necesidad y dependiendo de la acumulación de líquido en el relleno de algodón dentro del vendaje. Esta operación se irá repitiendo, pudiéndose prolongar hasta pasadas 3/4 semanas, en que se retirarán los drenajes. En el futuro, como prevención, se aconsejarán camas blandas, ya que la recidiva es muy posible.

En cuanto al drenaje activo, nos centraremos en el estudio que presentan los mencionados autores (Pavletic i Brum, 2015). Ellos documentan el caso de un San Bernardo de un año de edad con higromas bilaterales. Uno, en el codo izquierdo, de 8 cm, de diámetro, y el otro, el derecho, de 4 cm. Se intervino quirúrgicamente el de mayor tamaño, es decir el izquierdo, mediante la colocación de un sistema de drenaje activo, que se sujetó en el collar cervical del perro. Se le administraron antibióticos orales cada 12h durante 7 días, así como tramadol durante 3 días. Se enseñó al dueño como utilizar y vaciar el sistema de drenaje activo. Igualmente, se provino de una cama blanda para el reposo. Por otro lado, se aconsejó reducir el nivel de actividad durante el tiempo de drenaje. El dueño estuvo documentando la cantidad y apariencia de fluido en el depósito cada 24 horas. El perro se estuvo evaluando cada semana durante tres semanas, fecha en la que se retiró el sistema de drenaje. En cuanto a la evolución, durante los siguientes 18 meses no se apreció ningún señal de remisión del higroma. En cambio, el higroma que tenía en el codo derecho y en que no se colocó el sistema de drenaje activo, había incrementado ligeramente. Finalmente, se recomendó el uso de camas blandas para siempre.

cama ortopédica perroLa principal ventaja del sistema de drenaje activo mínimamente invasivo frente al pasivo es que el riesgo de contaminación se reduce, ya que el líquido drenado se almacena directamente en el depósito. Este, a la vez, permite calcular la cantidad de fluido saliente, así como su apariencia y posibles cambios en esta. Así, en caso de obstrucción del sistema, rápidamente será detectada, hecho más difícil en el drenaje pasivo. Por otro lado, es un sistema muy simple en cuanto a inserción y mantenimiento se refiere, y que no requiere los cuidados de envenado de los otros sistemas. De este modo, a pesar de que será necesario reducir la actividad física durante tres semanas o un mes, el animal podrá mantener una rutina normal, ya que no requiere la inmovilización de su extremidad. Finalmente, es un sistema más económico en comparación tanto al drenaje pasivo mediante los tubos Penrose como en comparación a técnicas quirúrgicas más agresivas.

*M.M. Pavletic and D.E. Brum. Successful closed suction drain management of a canine elbow hygroma. 2015. Journal of Small Animal Practice. 56, 476-479.

Clara Castells Urgell

Veterinaria

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