Los animales de compañía ofrecen grandes beneficios tanto en el terreno físico como emocional a las personas que compartimos la vida con ellos.
En el momento en que sufren un accidente o una enfermedad degenerativa, los perros reciben muchos y muy buenos cuidados por parte de las clínicas veterinarias y sus profesionales, y pueden ser sometidos a procedimientos médico-quirúrgicos que hace unos años eran impensables.
Un perro puede perder la movilidad en su tercio posterior por varios motivos, desde causas traumáticas como fracturas de columna o cadera, hasta por enfermedades degenerativas con o sin dolor.
Existen en el mercado multitud de modelos de sillas de ruedas para perro, desde las más artesanales (puedes descargarte un manual de cómo hacerla y fabricarla tú mismo en casa), pasando por sillas de ruedas para perros fabricadas a mano por personas amantes de los animales que las ofrecen a muy buen precio o las más “avanzadas” con un diseño muy elaborado y toda la flexibilidad y adaptabilidad posibles.
El punto crítico a la hora de pedir una silla de ruedas es tomar bien las medidas y esperar el tiempo necesario que se necesita para fabricarla y enviarla al domicilio del perro lesionado. Las sillas artesanales son sillas robustas pero pesadas y voluminosas y ofrecen una limitada capacidad de adaptación al animal en concreto. Estas sillas se pueden encargar por internet o en varios centros veterinarios y suelen tardar entre 15 días y un mes.
Existen sillas de diversos materiales, las más simples, estas que se las puede fabricar uno mismo siguiendo las instrucciones de internet, son de tubo de PVC; las artesanales acostumbran a ser de acero u otro metal que puede ser pintado; las sillas de ruedas para perro industriales son de materiales más ligeros y estéticos o de aluminio extrusionado.
Estas últimas son las más ligeras del mercado. De hecho, existe una silla americana que se puede adaptar a cualquier perro, no hay que esperar entonces a que la fabriquen y por la tanto se puede conseguir de un día para otro. Esta agilidad se agradece cuando uno tiene a su perro tumbado en el suelo sin poderse levantar. Las sillas de ruedas para perro autoajustable se pueden utilizar de forma continuada, se pueden plegar para viajar y ocupan muy poco espacio. Además tienen un diseño que permite al perro adaptarse muy rápidamente, ya que podemos realizar mayor número de ajustes según vayamos viendo la progresión del perro. Son las sillas ideales para cachorros ya que crecen con el perro y simplemente podemos cambiar las ruedas si el perro crece mucho.
La elección de las ruedas en todos los modelos de silla de ruedas es bien importante. Dependiendo de donde viva el perro, de donde salga a pasear, del ambiente en el que habite debemos utilizar un tipo de rueda u otro. Un perro que esté principalmente en ciudad, en un piso o casa pequeña y salga como mucho a un parque cercano o por asfalto, una rueda pequeña será más apropiada, es más fácil de llevar, más cómoda al pasar por sitios estrechos, más maniobrable. En cambio un perro que viva en el campo, salga al monte a dar paseos, o en grandes urbanizaciones donde hay campos, o grandes extensiones de hierba, tierra o arena el perro agradecerá una rueda más grande, tipo bicicleta pequeña; con radios y buenos cojinetes. La silla será más estable, más robusta, aunque algo más pesada e incómoda por sitios pequeños.
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