Aunque no lo parezca, los perros sufren muchas de las dolencias que experimentamos los humanos. Desde un simple resfriado hasta artrosis, pasando por las hernias. Al igual que sucede en los humanos, las que sufren los perros pueden revestir diversa gravedad. Además, las hernias en perros pueden ser de cuatro tipos: inguinal, de diafragma, umbilicales y de disco.
En cualquiera de los cuatro casos, es muy importante diagnosticarlas correctamente cuanto antes. De esta manera, se podrá aplicar al animal el tratamiento adecuado para aliviar sus molestias. Para ello, lo principal es comprender qué es una hernia, lo que implica y los principales tipos de hernias en perros.
Hernia en perros: principales tipos
Las hernias de los perros, al igual que las de los humanos, son bultos y protuberancias producto de la salida de tejido de algún órgano de su posición habitual. Son bastante dolorosas, y generalmente se notas porque el animal tiene un bulto donde no debería. Un bulto que es doloroso al tacto en muchas ocasiones.
Como hemos mencionado, las principales tipos de hernias en perros son cuatro. De ellas, las dos más comunes son las hernias umbilicales y las de disco. Las primeras suelen producirse cuando el animal es muy joven, al poco tiempo de nacer. Generalmente, se inician cuando la madre de un cachorro corta incorrectamente el cordón umbilical que le une con él. Cuando esto sucede no les queda ombligo como pasa con los humanos. Pero sí se nota en una zona que ha existido una unión con la madre.
En esa zona, si se ha formado una hernia, habrá un bulto. No hay que intentar empujarlo hacia adentro del animal, porque puede ser doloroso. La solución a esta hernia, y en general a todas, es una intervención quirúrgica para eliminarla.
El segundo tipo de hernia más frecuente en perros es la hernia de disco. Generalmente, tiene su origen en una caída o en un golpe, que ocasionen una rotura o una inflamación de los discos intervertebrales de la columna del perro. No obstante, en los perros de más edad puede deberse, sencillamente, al deterioro de los discos.
Esta hernia, además de ser muy dolorosa, puede generar problemas de movilidad a los perros. Estos serán mayores cuanto más avanzada y grave sea la hernia. En muchos casos, la solución será la cirugía, pero dado que entraña ciertos riesgos, es el veterinario el que tendrá que valorar si merece la pena. Mientras, puedes aliviar sus dolores con analgésicos y antiinflamatorios. Y en caso de que la hernia sea muy grave y tenga afectada la movilidad, puedes ayudarle a recuperarla con una silla de ruedas para perros adaptable.
Hernias inguinales y abdominales en perros
Los otros dos tipos de hernia en perros son menos frecuentes. Pero igualmente dolorosos para el animal. Son las hernias inguinales y las de diafragma. Las primeras se forman en el canal inguinal, un conducto situado entre los músculos del abdomen.
Este tipo de hernias, que tienen el aspecto de una masa de tejidos, pueden llegar a ser de bastante tamaño. Por lo tanto, nada más detectarlas, conviene eliminarlas mediante cirugía, y así lo indicará probablemente el veterinario.
En cuanto a las hernias del diafragma, pueden provocar graves problemas de salud al perro afectado. Esta hernia, que suele ser interna, muchas veces se desarrolla hacia el interior del organismo del perro. Esto es peligroso, ya que puede desplazar sus órganos. Y hace que muchas veces, sus síntomas sean completamente distintos de los del resto de hernias.
Entre ellos, el perro puede tener dificultad para respirar e irregularidad en los latidos del corazón. También vómitos o diarrea si afectan al estómago o al intestino. Ademas, puede que percibas movimientos extraños en el abdomen del perro. Este tipo de hernia es bastante grave, y debe intervenirse cuanto antes para corregirse.