Los dolores articulares son frecuentes en perros, sobre todo en perros mayores y en perros de razas grandes. Aunque cualquier perro puede sufrir problemas en las articulaciones por causas como un exceso de ejercicio u otras dolencias o trastornos.

Para ayudar a tu perro puedes usar condroprotectores y también encontrarás expertos en ortopedia canina que podrán asesorarte sobre el uso de ayudas ortopédicas.

Existen diferentes tipos de protectores articulares, dependiendo donde el perro sufra el dolor.

¿Sabes qué son los condroprotectores?

Los condroprotectores no son medicamentos, sino complementos alimenticios, y se componen de sustancias naturales para prevenir y tratar los problemas articulares. La composición de los condroprotectores suele ser ácido hialurónico, glucosamina y condroitín sulfato.

La función del condroprotector es prevenir la descomposición del cartílago. Esta descomposición es el primer paso en el desarrollo de una enfermedad articular degenerativa, por lo que son más eficaces cuando se utilizan al principio de la enfermedad.

Disminuyen la inflamación y la rigidez, aliviando el dolor que siente el perro. Como resultado su movilidad mejora y sus articulaciones y cartílagos se recuperan.

En el mercado podrás encontrar muchos tipos. Desde Condroprotectores con anti-inflamatorios naturales añadidos o hasta pienso con condroprotectores incluidos en su composición.

¿Sabes cómo detectar si tu perro necesita estas ayudas?

Primero de todo comentar que tanto los protectores articulares, como los condroprotectores pueden ser ayudas complementarias que ayudan a reducir los dolores articulares que sufren los perros.  Puedes usarlos en caso de problemas articulares, como displasia, artrosis o artritis; tras una cirugía articular o traumatismo; o para reforzar las articulaciones en formación.

También es importante reconocer ciertos signos para saber si tu perro necesita estas ayudas. Si notas que tu perro tiene reticencia a moverse, cojea, le cuesta subir escaleras, se mueve de forma extraña, está menos activo o se queja si le tocas. El síntoma más evidente de que tu perro tiene algún problema articular es la cojera. Sin embargo, también pueden aparecer otros síntomas que indican que sufre dolor articular, como por ejemplo:

 

  • Tu perro se tumba y se levanta con dificultad.
  • No quiere subir o bajar escalones y tiene dificultades para entrar en el coche.
  • Es más lento en los paseos, no corre, no juega y no quiere caminar mucho.
  • Camina de forma extraña, con las patas de atrás muy juntas, o incluso cruzándolas.
  • Muestra dolor cuando lo tocas o cepillas, llegando a quejarse.
  • Se lame mucho las patas y articulaciones.
  • Lleva su cabeza o cola más bajas de lo normal.
  • Sus patas están rígidas o inflamadas por la zona de las articulaciones.

La mejor ayuda para el dolor articular dependerá de su situación particular. Siempre recomendamos consultar con el veterinario para encontrar la que mejor se adapte a cada caso. 

Por suerte, cada vez en más, tenemos nuevas soluciones para reducir los dolores articulares de nuestros perros y así mejorar su calidad de vida 🙂

 

 

 

 

Resfriado en perros: cómo identificarlo y qué hacer para aliviar sus síntomas

No sólo los humanos nos resfriamos. También pueden coger resfriados los animales. Entre ellos, los perros. Y prácticamente por las mismas causas que los cogemos los humanos: un enfriamiento, una mojadura, un cambio de temperatura brusco y repentino, exposición a virus, etc. El resfriado en perros, además de incómodo, ocasiona diversas molestias a los animales. Por eso es importante estar atentos cuando empiezan a mostrar síntomas.

También hay que asegurarse de no confundirlo con una de las enfermedades más comunes y peligrosas para los perros: el moquillo. En principio, cuando se muestran los primeros síntomas, puede llegar a confundirse. Por eso, es importante acudir al veterinario en cuanto el animal empieza a dar muestras de no encontrarse muy bien. El resfriado, a diferencia del moquillo, es una enfermedad leve que suele desaparecer en una o dos semanas. Siempre y cuando el animal tenga los cuidados adecuados

Resfriado en perros: principales síntomas

Cuando un perro se resfría empieza muy pronto a mostrar síntomas. Entre los principales, algunos que a muchos les pueden sonar. Estornudos, congestión, ojos llorosos, algo de tos, mucosidad, pocas ganas de comer, etc. También puede presentar fiebre, y no se encontrará demasiado bien. Esto síntomas pueden durar entre una y dos semanas, y deben vigilarse para que el resfriado en perros no se convierta en algo más grave.

Si se observa que el perro tiene dificultades para respirar o fiebre, es aconsejable acudir al veterinario de inmediato. Lo mismo si al respirar se escucha un silbido. El especialista examinará al animal y decidirá si son complicaciones del resfriado o alguna patología más grave que precisa de un tratamiento especializado.

Resfriado en perros: cómo identificarlo y qué hacer para aliviar sus síntomas

Los cuidados que requiere un perro resfriado

Como tal, el resfriado en perros no tiene un tratamiento específico. Sólo se pueden aliviar sus síntomas. En general, hay que intentar que esté cómodo y calentito. Y proporcionarle una alimentación equilibrada. Es posible que no tenga mucho apetito, por lo que es aconsejable poner a su alcance algo que le guste especialmente. Y procurar que cuente con una cama para descansar lo más cómoda posible. Como esta, que al estar realizada además en tejido térmico, le proporcionará un calor que aliviará su malestar.

El hecho de que el perro esté resfriado no implica que no deba salir a la calle. Eso sí, con paseos más cortos. También hay que evitar sacarle durante las horas del día que hace más frío. Por otro lado, aunque no tenga hambre, hay que intentar que beba líquido, aunque sea poco. En este caso, que lo haga varias veces. Esto le ayudará a reducir y expulsar la mucosidad. También es importante, si hay más de un perro en casa, separar al que está resfriado de los demás. Así evitarás contagios.

En general, no mediques al perro sin contar con la opinión de un veterinario. Si el resfriado es leve y no hay complicaciones no le prescribirá nada más allá de un jarabe o simplemente un extra de vitamina C. También puede que te recomiende algún remedio casero para aliviarle. Pero nada más. En una o dos semanas, el perro debería estar otra vez en forma y sin rastro del resfriado.

Qué hacer ante un perro que arrastra los nudillos al andar

La manera de caminar de los perros puede verse afectada por numerosas dolencias. Pueden caminar mal por problemas en las articulaciones, o porque se han clavado un objeto extraño. Estos cambios en la manera de caminar sirven para detectar diversas patologías que no tienen otra manifestación externa. Por ejemplo, ante un perro que arrastra los nudillos se puede sospechar que sufre alguna dolencia relacionada con el nervio ciático.

Generalmente, este fenómeno se suele dar en las patas traseras del perro. Puede pasarle en una de las patas o en las dos. Y aunque no le impide caminar, sí que dificulta su deambulación. Además, se hará daño en la pata y sentirá dolor si camina mucho rato.

Por qué un perro arrastra los nudillos al andar

Los motivos por los que un perro arrastra los nudillos al andar pueden ser muy variados. Este problema puede deberse, por ejemplo, a problemas en el nervio ciático del animal. Pero también puede deberse a una lesión en la columna, a una mieloplasia o a una mielopatía degenerativa.

En cualquier caso, es importante acudir al veterinario en cuanto se detecte, de manera que pueda diagnosticarle correctamente y encontrar una solución. De otra manera, además del daño que ya pueda tener en la zona lumbar o en la columna, también se lo hará en las patas.

Qué hacer ante un perro que arrastra los nudillos al andar

Qué hacer para corregir el arrastre de los nudillos

Lo primero para intentar evitar esto es, como hemos mencionado, acudir al veterinario. Ante un perro que arrastra los nudillos al andar, el especialista recomendará un tratamiento tras el diagnóstico. Este podrá ser corrector o, si el animal tiene una enfermedad degenerativa, paliativo. En este último caso no se buscará corregir el problema, sino proporcionar al animal la mejor calidad de vida posible.

Además de la medicación o las precauciones que haya que tomar, el veterinario aconsejará diversas pautas para que el perro esté lo más cómodo posible. Entre ellas, que cuando el animal esté en casa tenga un sitio confortable para tumbarse. Y del que pueda levantarse con facilidad. Al doblar los nudillos, le puede costar levantarse, porque le fallará el agarre. Por eso, además de caerse, puede hacerse daño en la pata afectada.

Aparte de esto, también se puede colocar en la pata afectada el nuevo corrector propioceptivo. Este corrector sujetará los nudillos y dedos de la pata afectada para que pueda apoyarla correctamente.  Con él, el animal contará con la tensión adecuada en los puntos necesarios para evitar que los nudillos se le doblen. Podrá apoyar la pata sobre las almohadillas, con normalidad.

Eso sí, este tipo de correctores no se pueden llevar puestos de manera indefinida. En general, tal como aconsejará el veterinario, lo ideal es que al principio lo lleven puesto un periodo de tiempo corto. Por ejemplo, 15 minutos. Después se puede ir aumentando el tiempo que el animal puede llevarlo de manera gradual. Eso sí, en ningún caso se aconseja llevarlo puesto más de dos horas. Y en caso de que tenga que llevarlo tanto tiempo seguido, se aconseja proteger la pata con una bota especial.

El moquillo en los perros y su tratamiento

El moquillo en los perros es una enfermedad de tipo vírico de gravedad. Si bien la sintomatología es variada, una de las señales más claras es la debilidad en las patas traseras. En caso de contagio, debemos actuar con rapidez, ya que puede ser letal. Te contamos cuál es su tratamiento.

Qué es el moquillo en los perros y cómo se contagia

El virus RNA, perteneciente a la familia de los Paramyxoviridae, es el causante de una de las enfermedades más contagiosas y de mayor peligro. Más conocida como moquillo en los perros, se contraer por contacto directo con uno que esté infectado. Los síntomas no aparecen de manera inmediata ya que previamente hay un período de incubación entre 14 y 18 días.

No todas las cepas del moquillo en los perros tienen la misma virulencia. Por lo tanto, cada cuadro clínico tiene su propia gravedad y evolución. La réplica se produce en el tejido linfoide, y causa así la inmunodepresión en el animal. A partir de ahí va avanzando e infecta al sistema nervioso central. Al llegar a este punto es cuando podemos observar la debilidad en las patas traseras.

El moquillo en los perros afecta principalmente a los cachorros entre los 3 y los 6 meses, al tener su sistema inmune más débil. No obstante, también pueden contagiarse perros de una edad más avanzada.

Sintomatología del moquillo en los perros

Los síntomas iniciales del moquillo en los perros son muy variados, e incluyen la rinitis, las descargas mocopurulentas, la tos, la conjuntivitis, vómitos o diarrea, fiebre, deshidratación, anorexia o adelgazamiento y neumonía (debido a infecciones secundarias por bacterias), entre otros.

Cuando la enfermedad alcanza el sistema nervioso central aparecen otro tipo de síntomas. Estos son la encefalitis, que es la responsable de la debilidad en las piernas, temblores y diversas parálisis, así como convulsiones y ceguera.

La encefalitis, cuando afecta a los perros adultos, puede darse de dos maneras diferentes. En primer lugar, como encefalitis multifocal, cuya característica principal es la incoordinación, la cabeza ladeada, la parálisis facial y los temblores, así como la mencionada debilidad en las patas traseras. Este tipo de moquillo en perros aparece entre los 4 y los 8 años, y evoluciona hacia una parálisis, aunque pueden llegar a recuperarse.

En segundo lugar, cuando se trata de perros de edad avanzada, es decir, mayores de 6, aparece un déficit visual, así como depresión mental, modificaciones de la personalidad, torneo y también incapacidad para sostener la cabeza. La recuperación es compleja en estos casos.

El moquillo en los perros y su tratamiento

Tratamiento del moquillo en los perros

No existe actualmente ningún tratamiento específico para el moquillo en los perros. Aunque sí existe una manera de prevenir el contagio y que es a través de la vacunación. En el caso de que se produzca un contagio, es imprescindible el aislamiento para evitar propagar la enfermedad.

Para las infecciones secundarias se administrarán antibióticos, y para la sintomatología específica del moquillo en los perros, los antiinflamatorios y los antipiréticos. Existen también medicamentos para las convulsiones. Además de todo ello, nos aseguraremos de que el animal come y bebe para no deshidratarse.

En lo que respecta a la calidad de vida del animal, podemos ayudarle con la movilidad utilizando arneses específicos, así como sillas de ruedas llegado el caso. Si necesitas asesoramiento para elegir los adecuados, puedes ponerte en contacto con nosotros.

Colchón Ortopédico

Los perros pueden tener problemas de salud relacionados con sus extremidades. Pero también pueden tener problemas en la espalda. Estos problemas pueden ser tanto musculares como óseos. Y pueden deberse a diversos factores. Por ejemplo, a una enfermedad, ya sea puntual o crónica. O a un golpe.

También pueden deberse al desgaste de huesos y músculos propio de la edad. En efecto, los perros ancianos pueden sufrir enfermedades degenerativas, como la artrosis. También tener más achaques y dolores que un perro joven. Esto incide en su bienestar, pero también en su movilidad. Y como consecuencia, en su estado general.

Soporte para perros con problemas en la espalda

Un perro con dolores no sólo se mueve peor. También está de peor humor y más triste. En estos casos lo mejor es consultar al veterinario. Tanto para averiguar qué le sucede como para que le recomiende el tratamiento más adecuado. En muchas ocasiones consistirá básicamente en suministrarle antiinflamatorios y calmantes. Otras veces será necesaria una intervención quirúrgica. Por ejemplo, si hay una hernia discal complicada.

Además de este tipo de tratamientos, se puede ayudar al bienestar de los perros con protectores y soportes ortopédicos. Por ejemplo, un soporte térmico toraco-lumbar. Con ellos, además de tener protegida la espalda, recibirán calor en la zona afectada. De esta manera, sus lesiones mejorarán.

Este soporte está indicado para perros de cierta edad que sufren artrosis en la columna. También para los que tienen inestabilidad en la zona lumbar y torácica, o síndrome de cauda. Aparte de esto, está indicado para tratamientos conservadores en hernias discales. Y también para los periodos posteriores a las operaciones de esta dolencia.

En general, está recomendado para perros que sufran cualquier tipo de dolencia en la columna vertebral. Y para los que tengan problemas de movilidad en las patas traseras.

Colchón Ortopédico para perros

Camas ortopédicas y abrigos térmicos

Los perros con problemas de espalda deben descansar bien para evitar más dolores. Generalmente, una cama convencional para perros no les proporcionará el apoyo y soporte que necesitan. Por lo tanto, si un perro tiene lesiones en la columna o problemas de movilidad es aconsejable que utilicen una cama ortopédica. Esto es especialmente aconsejable si el perro ya es anciano, o si tiene problemas de artrosis.

Este tipo de camas están fabricadas de forma especial para mejorar el descanso de los perros ancianos. Así, si descansan mejor, su organismo estará más reposado, y sus lesiones se suavizarán un poco. Sucederá lo mismo si el perro tiene artrosis. Estas camas se fabrican con unos materiales y acabados específicos para mejorar el rendimiento de las articulaciones del animal.

Generalmente suelen estar compuestas por un material viscoelástico o de espuma especial, recubierto de tela suave y de tacto agradable, para que el perro se encuentre cómodo sobre ellas. Aparte de esto, suelen ser más gruesas y firmes que las camas para perros convencionales.

Además de las camas, estos perros también deben abrigarse en invierno. Las temperaturas bajas pueden afectar a sus articulaciones y a su espalda. Por lo tanto, es recomendable ponerles un abrigo térmico protector. Así se mantendrán más calientes y su espalda no sufrirá las consecuencias del frío.

 

 

Causas de una cojera en los perros jóvenes

La cojera, aunque solemos relacionarla con perros de avanzada edad o que se acercan a ella, lo cierto es que puede aparecer a cualquier edad. No obstante, sí puede deberse a patologías concretas. Aquí os dejamos las causas de la cojera en los perros jóvenes.

Por qué aparece la cojera en los perros jóvenes

La cojera es un problema que se da en los perros con mucha frecuencia. El origen de esta podemos encontrarlo en los huesos, el cartílago, las articulaciones e incluso la cadera. Para determinar su causa, no solo habrá que atender a la edad del animal y su estilo de vida, sino que también tendremos que valor la presencia de ciertas patologías o enfermedades.

Aunque en muchos casos la causante puede ser la misma a cualquier edad, hoy vamos a hablar de las causas de la cojera en los perros jóvenes. No obstante, siempre que observemos problemas para caminar, es conveniente acudir al veterinario.

Causas de una cojera en los perros jóvenes

Panoesteitis canina

Esta enfermedad de tipo inflamatoria es una de las causantes de la cojera en los perros jóvenes. Su origen lo encontramos en los huesos, sobre todo el húmero. Se da principalmente en razas grandes y gigantes por el propio crecimiento.

Entre la sintomatología se observa debilidad y una cojera que puede afectar de manera alternativa a las dos piernas. Para el diagnóstico se realizará una radiografía que permitirá ver las partes afectadas en el interior del hueso. Suele desaparecer cuando el animal llega a la edad adulta, por lo que solo se administran antiinflamatorios.

Necrosis avascular en el fémur

Esta causa de la cojera en perros jóvenes también se da en los humanos. La cabeza del fémur va desapareciendo por razones que no son del todo conocidas. Afecta con mayor frecuencia a las razas de perros pequeños, aunque también en algunas grandes. Generalmente entre las cuatro y las seis semanas de vida.

Para diagnosticarla habrá que observar cojera en perros jóvenes con apoyo y un aumento progresivo del dolor. La rótula de esa pierna se elevará con respecto a su posición normal. Inicialmente podrá ser leve pero en uno o dos meses se intensificará. Una radiografía permite verificarla. El tratamiento es quirúrgico, y consiste en unir la tibia con una banda y clavos.

Osteodistrofia hipertrófica

La tercera causa de cojera en perros jóvenes viene por la alimentación. Los desequilibrios en la dieta hacen que se produzca una proliferación del hueso de carácter anormal. Las extremidades se inflaman y aparece también fiebre. Resulta muy dolorosa.

Para tratar esta cojera en perros jóvenes, que suelen ser de raza grande, se modifica la alimentación y se administran antiinflamatorios. Pueden pasar meses hasta que el problema se soluciona.

Osteocondritis dissecans

La causa de esta cojera en los perros jóvenes es una fisura en el cartílago de la articulación. Al perder el líquido que se encuentra en su interior, este toca el hueso y se produce la inflamación. Puede aparecer en la rodilla, el codo o el hombro, entre otros. Suele ser necesaria una intervención quirúrgica, además de utilizar protecciones, como los condroprotectores.

Luxación de la rótula

La última de las causas de la cojera en los perros jóvenes es la luxación. Tanto por un golpe como por genética, la rótula se desplaza de su sitio. Es más frecuente en las razas pequeñas y la sintomatología son saltos al andar. Palpando la articulación puede detectarse fácilmente. En función de la gravedad de la cojera en los perros jóvenes podrá requerirse cirugía. Si es leve, bastarán antiinflamatorios y condroprotectores.

Y hasta aquí las causas de la cojera en los perros jóvenes. Hay que recordar que los golpes, los accidentes o el exceso de actividad también pueden provocarla. En cualquier caso, el veterinario será quien podrá indicarnos el motivo y su tratamiento.

La discapacidad motora en los perros suele llevar acarreadas otras patologías. Sobre todo, si los problemas los tienen en las patas traseras, lo que les provoca dificultades graves de movilidad. Esto les acarrea más problemas. Entre ellos están las úlceras por falta de movimiento y los problemas óseos por las posturas y desplazamientos forzados. Ambos problemas son visibles a simple vista, por lo que es habitual actuar sobre ellos con rapidez. Otros no son tan evidentes, como los problemas de esfínteres.

Para el primero hay que proporcionar cuidados especiales a la piel del animal. En el caso de los problemas óseos, una silla de ruedas adaptada es la solución. No sólo porque el animal podrá desplazarse con una normalidad casi total. También porque podrá mantener su postura natural. Así evitará deformaciones óseas y problemas de columna. Pero en el caso de los problemas del control de esfínteres, dado que no son tan evidentes, hay que tomar precauciones adicionales. ¿Qué se puede hacer para paliar los problemas que esto conlleva?

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Problemas de esfínteres en perros: higiene ante todo

Cuando un perro con problemas de movilidad no controla sus esfínteres, dejará entre otras cosas de controlar la orina. También las heces. Por tanto hay que evitar que sus patas traseras y la parte posterior de su columna estén en contacto con los excrementos. Será necesario, por tanto, extremar la higiene en estas zonas.

Muchos propietarios de perros les suelen colocar pañales para evitar escapes o problemas de higiene en casa. También puede funcionar el colocar empapadores en su cama para que recojan la orina. Si el perro es hembra, se le pueden colocar braguitas especiales lavables para evitar el goteo. Si es macho, una faja antigoteo especial.

Si el perro lleva pañales hay que quitárselos todos los días durante unas horas para evitar problemas en la piel por las zonas que cubre el pañal. Además hay que cambiárselos con cierta frecuencia. Generalmente, es bueno quitárselos cuando se les saca de paseo. Pero también hay que mantener muy limpias sus posaderas. Para ello, además de limpiarle con agua y jabón, se pueden utilizar toallitas húmedas o gasas empapadas en suero fisiológico.

Infecciones de orina

Cuando un perro no tiene movilidad en sus patas traseras puede sufrir enfermedades derivadas de su estado. Entre ellas, varias infecciones. De ellas, las más frecuentes son las de orina. Esto se debe a que, por falta de movilidad, su vejiga no llega a vaciarse por completo. Por lo tanto, siempre hay líquido retenido en su interior, lo que lleva a la infección.

Para evitar males mayores a los perros con parálisis, hay que estar atentos al aspecto de su orina. Si se aprecian en ella cambios de color o de olor, pueden ser indicios de una infección de orina. En estos casos es necesario, más que aconsejable, consultar con el veterinario para que examine al animal.

Será quien decida el tratamiento más adecuado para él. Incluso puede que decida vaciar su vejiga, un procedimiento delicado que únicamente deben llevar a cabo veterinarios. En casos de infecciones recurrentes, puede que aconseje un vaciado periódico de la vejiga para intentar reducir el número de infecciones.

Es bastante frecuente ver a un perro cojear. Como los humanos, una mala pisada o un golpe pueden llevarles a sufrir dolor. Y como consecuencia a cojear durante unos minutos. Pero cuando pasa el tiempo y no paran de hacerlo, o cuando comienzan a renquear de una pata sin que haya un motivo aparente para hacerlo, conviene encontrar las causas.

Para ello, lo primero es revisar la pata por fuera. Puede que, simplemente, el animal se haya clavado algo en la zona de las almohadillas de la pata y le haga daño al andar. En estos casos bastará con sacárselo con cuidado y desinfectar la zona afectada. En ocasiones se lo podrás extraer tú mismo. Pero otras veces, lo que le pasa no será tan evidente, y será necesario ir al veterinario para examinar al perro.

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-«Mi perro cojea»: veamos las causas posibles.

Aparte de clavarse algo en la pata, o de sufrir alguna herida, la causa más común por la que un perro cojea es una lesión articular. O en los músculos y huesos. En muchos de estos casos, la delatará alguna hinchazón en la pata, o una inflamación en las articulaciones. Pero otras veces no habrá ninguna señal exterior que la delate. En estos casos, el perro empieza a cojear de manera repentina. Muchas veces, lo hace después de practicar una actividad física de cierta intensidad. Entre las lesiones más frecuentes están la rotura de ligamentos y las dislocaciones, así como las fracturas.

Los efectos de la edad también pueden hacer que al perro cojear por culpa de dolencias como la artrosis. En estos casos, el veterinario debe preparar un plan para que el perro consiga mejorar. También la puede ocasionar una displasia, ya sea de cadera o de codo. En este caso, la articulación de la cadera o el codo se inflama, y no encaja bien en el lugar que le corresponde. En muchos casos puede requerir cirugía para corregirse.

También, en los perros jóvenes, lo puede ocasionar algo similar al dolor que experimentan los niños en las piernas al crecer. Es más frecuente en los perros de gran tamaño, y desaparece solo al de unas semanas. Se denomina panosteitis y puede pasar de una pata a otra. En cualquier caso, es bastante menos preocupante que las causas anteriores.

Qué hacer si tu perro cojea

Lo primero que hay que hacer ante la cojera en un perro es acudir al veterinario. Lo examinará para determinar las causas de la dolencia y le pondrá el tratamiento adecuado. En algunos casos bastará con antiinflamatorios y puede que una férula, una ortesis o un arnés. Pero en otros casos será aconsejable una cirugía para corregir el problema.

En otros casos, el animal tendrá que realizar diversos ejercicios de rehabilitación. Y puede que necesite alguna ayuda para mejorar su deambulación. Por ejemplo, un protector articular, que variará en función de la pata afectada. Y de la zona de la misma que esté afectada. Estos protectores de neopreno, aumentarán la temperatura de trabajo de la articulación, acelerando el metabolismo y la recuperación mientras reducen el dolor y la inflamación.

En cualquier caso, conviene seguir la recomendación del veterinario antes de colocarle uno.

Ayudas para perros que cojean

Razones por las que un perro tiene problemas para caminar

Existen diversos factores por los que un perro puede tener problemas para caminar. A la hora de valorar una patología, debemos tener en cuenta, entre otras cosas, la edad del animal, ya que en algunas ocasiones, como en los perros ancianos, la razón principal puede ser la propia edad. Pero, ¿qué otras causas puede haber?

Causas de los problemas para caminar

En función del ritmo de vida que lleve nuestro perro, es posible que experimente algunos días dolores localizados. Tal y como nos sucede a las personas, el exceso de ejercicio puede ocasionar cansancio y debilidad. Esto hará que tengamos problemas para caminar.

Sin embargo, cuando los dolores se prolongan en el tiempo y la duración superar el par de días, nos conviene acudir al veterinario. Allí harán una valoración y procederán con el diagnóstico. Algunas de las causas más comunes por las que aparecen los problemas para caminar son las siguientes.

Razones por las que un perro tiene problemas para caminar

Lesiones

Además de una fractura no visible o un desgarro en los tendones, los problemas para caminar pueden deberse también a una lesión en la espalda o en la médula espinal. Esta suele aparecer por un traumatismo, un derrame cerebral o por daños en los discos.

Cuando la médula espinal o la columna de un perro se encuentra inflamada o con alguna lesión, las patas traseras pueden mostrar signos de debilidad o inestabilidad. Esto le provocará irremediablemente problemas para caminar. Si nuestro perro no ha sufrido ningún accidente pero se encuentra en esta situación, debemos acudir al veterinario lo antes posible.

Mielopatía degenerativa

Esta enfermedad es otra de las causas por las que un perro puede tener problemas para caminar. En especial en los perros adultos, las fibras que envían las señales al cerebro para la movilidad de las patas se van destruyendo. La causa es el propio deterioro de la médula espinal.

Los perros que padecen de mielopatía no experimentan dolor, pero la enfermedad afecta directamente a la movilidad. Las patas pierden fuerza y el animal no es capaz de caminar con normalidad ni de permanecer de pie por mucho tiempo. En la actualidad no existe cura para esta enfermedad, pero la fisioterapia y la medicina holística pueden aliviar la sintomatología.

Diabetes

Las hembras tienen más tendencia a sufrir diabetes, que también puede ocasionar problemas para caminar. Aunque algunas razas como los Golden, los Pastores alemanes o los Schnauzer son más propensos, puede afectar a cualquiera.

Para evitar la diabetes es conveniente no darle a los perros alimentos ricos en azúcares. Dado que son capaces de comerse cualquier cosa, es muy frecuente que muchos dueños compartan su comida. Pero no hay que olvidar que algunos alimentos aparentemente inofensivos y que además les gustan son tóxicos para ellos. Para determinar si la diabetes es la causa de los problemas para caminar basta una analítica.

Artrosis

La artritis y la artrosis son otras de las causas por las que los perros pueden tener problemas para caminar. Los perros adultos y de razas grandes suelen ser quienes más padecen de esta enfermedad. Suele afectar a las articulaciones de la cadera y de la rodilla, deteriorando las amortiguaciones y causando dolor.

Algunos medicamentos además de la fisioterapia pueden aliviar los síntomas. Así, nuestro amigo podrá mantener una calidad de vida óptima y reducir sus problemas para caminar.

Las causas de los problemas para caminar son amplias y variadas. En cualquier caso, si observamos que nuestro perro pasa más de dos días sin poder moverse con normalidad, lo más recomendable es acudir al veterinario. Cuanto antes detectemos el problema, antes podremos solucionarlo.

Ortocanis: Ayudas para perros con movilidad reducida

La parálisis en perros, que hace que el animal no pueda mover las patas traseras, las delanteras, o las cuatro, tiene diversos orígenes. La puede causar un traumatismo, pero también una enfermedad. También puede ser gradual o repentina, ser irreversible u ofrecer posibilidades de mejora o curación.

Silla de ruedas para perro Ortocanis

Silla de ruedas para perro Ortocanis

En cualquier caso, será necesario proporcionar al animal todos los cuidados necesarios para facilitar su recuperación. Para ello resulta fundamental conocer la causa de la parálisis para aplicar el tratamiento más adecuado. No sólo podríamos paliar sus síntomas, sino revertirlos en determinados casos, y de no ser posible, proporcionarle la mayor calidad de vida posible.

Principales causas de la parálisis en perros

Fundamentalmente, la parálisis en perros la provoca o bien un traumatismo o una enfermedad. Esta puede ser congénita o infecciosa. Entre las enfermedades congénitas que provocan parálisis en los perros, sobre todo en las extremidades posteriores, está una patología degenerativa de los discos intervertebrales. Los perros que la padecen, normalmente producto de la edad, van perdiendo movilidad, dado que la membrana que rodea a su médula espinal se va descomponiendo progresivamente.

En cuanto a las enfermedades infecciosas que provocan parálisis, hay dos que resultan especialmente peligrosas. Son la rabia y el moquillo. Por otro lado, puede que el animal que experimenta una parálisis tenga un tumor en alguna parte de su cuerpo que le afecte a la movilidad. Por ejemplo, si tiene uno en la espina dorsal, puede afectar a las extremidades.

Además, el perro puede sufrir parálisis por una lesión en el cuello o en la médula espinal. Generalmente, este tipo de lesiones son producto de un golpe fuerte o de un accidente. En estos casos, la parálisis suele ser permanente.

En muchas ocasiones el perro no desea moverse porque tiene dolor. Es común encontrarnos casos de lesiones de ligamentos o artrosis donde el perro evita utilizar la extremidad afectada. No hablaríamos de una parálisis en sí pero debemos conocer estos casos ya que son mas frecuentes. Normalmente veremos que el animal se queja si manipulamos la zona afectada. En estos casos el veterinario nos podría recomendar la utilización de una ortesis.

En otro orden de cosas, la parálisis en perros puede también ser psicológica, como producto de un shock. En estos casos, dado que no hay lesiones en la médula, la parálisis será temporal. La puede causar también la ingesta de alimentos en mal estado, contaminados con toxina botulímica. Incluso puede ocasionarla la picadura de algún insecto, puesto que hay animales que con una picadura pueden ocasionar parálisis en perros. Es el caso de algunas familias de garrapata.

Síntomas y tratamiento de la parálisis en perros

Además de imposibilidad de caminar, la parálisis en perros puede tener otros síntomas. Por ejemplo, las dificultades para levantarse. También puede ser un indicador que el animal no pueda orinar, o que tenga problemas para poder controlar la orina. En este último caso, esta goteará constantemente. Esto también puede sucederle al animal a la hora de defecar. Además, también puede caminar con dolor o como si estuviese mareado.

En estos casos, lo más recomendable es llevar al animal al veterinario para que lo examine y decida la mejor forma de ayudarle. En caso de que sufra incontinencia aparte de parálisis, habrá que mantenerlo lo más limpio posible. Así se evitará que el animal tenga infecciones (y olores no deseables). En estos casos se pueden utilizar pañales especiales para perros y abrigos protectores.

Por otra parte, hay que procurar que descanse de la manera más cómoda posible. Para ello es recomendable utilizar una cama ortopédica para perros. Además de proporcionarles un mejor descanso, estas camas están diseñadas para repartir el peso del animal, evitar puntos de presión y úlceras en la piel debido a un uso prolongado.

En cualquier caso, tener una parálisis no es en la actualidad un obstáculo para que los perros sigan moviéndose y disfrutando. Existen sillas de ruedas adaptadas a ellos, con las que, si cuentan con movilidad en las patas delanteras, pueden seguir caminando y moviéndose como si les funcionasen bien las cuatro patas.

Equipo redactor de Ortocanis