Es bastante frecuente ver a un perro cojear. Como los humanos, una mala pisada o un golpe pueden llevarles a sufrir dolor. Y como consecuencia a cojear durante unos minutos. Pero cuando pasa el tiempo y no paran de hacerlo, o cuando comienzan a renquear de una pata sin que haya un motivo aparente para hacerlo, conviene encontrar las causas.

Para ello, lo primero es revisar la pata por fuera. Puede que, simplemente, el animal se haya clavado algo en la zona de las almohadillas de la pata y le haga daño al andar. En estos casos bastará con sacárselo con cuidado y desinfectar la zona afectada. En ocasiones se lo podrás extraer tú mismo. Pero otras veces, lo que le pasa no será tan evidente, y será necesario ir al veterinario para examinar al perro.

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-«Mi perro cojea»: veamos las causas posibles.

Aparte de clavarse algo en la pata, o de sufrir alguna herida, la causa más común por la que un perro cojea es una lesión articular. O en los músculos y huesos. En muchos de estos casos, la delatará alguna hinchazón en la pata, o una inflamación en las articulaciones. Pero otras veces no habrá ninguna señal exterior que la delate. En estos casos, el perro empieza a cojear de manera repentina. Muchas veces, lo hace después de practicar una actividad física de cierta intensidad. Entre las lesiones más frecuentes están la rotura de ligamentos y las dislocaciones, así como las fracturas.

Los efectos de la edad también pueden hacer que al perro cojear por culpa de dolencias como la artrosis. En estos casos, el veterinario debe preparar un plan para que el perro consiga mejorar. También la puede ocasionar una displasia, ya sea de cadera o de codo. En este caso, la articulación de la cadera o el codo se inflama, y no encaja bien en el lugar que le corresponde. En muchos casos puede requerir cirugía para corregirse.

También, en los perros jóvenes, lo puede ocasionar algo similar al dolor que experimentan los niños en las piernas al crecer. Es más frecuente en los perros de gran tamaño, y desaparece solo al cabo de unas semanas. Se denomina panosteitis y puede pasar de una pata a otra. En cualquier caso, es bastante menos preocupante que las causas anteriores.

Qué hacer si tu perro cojea

Lo primero que hay que hacer ante la cojera en un perro es acudir al veterinario. Lo examinará para determinar las causas de la dolencia y le pondrá el tratamiento adecuado. En algunos casos bastará con antiinflamatorios y puede que una férula, una ortesis o un arnés. Pero en otros casos será aconsejable una cirugía para corregir el problema.

En otros casos, el animal tendrá que realizar diversos ejercicios de rehabilitación. Y puede que necesite alguna ayuda para mejorar su deambulación. Por ejemplo, un protector articular, que variará en función de la articulación y pata afectada. Estos protectores de neopreno, aumentarán la temperatura de trabajo de la articulación, acelerando el metabolismo y la recuperación mientras reducen el dolor y la inflamación.

En cualquier caso, conviene seguir siempre las recomendaciones del veterinario antes de colocarle uno.

Ortesis para perro

Ayudas para perros que cojean

 

 

 

 

 

Toni Fernández

Director de Ortocanis

Razones por las que un perro tiene problemas para caminar

Existen diversos factores por los que un perro puede tener problemas para caminar. A la hora de valorar una patología, debemos tener en cuenta, entre otras cosas, la edad del animal, ya que en algunas ocasiones, como en los perros ancianos, la razón principal puede ser la propia edad. Pero, ¿qué otras causas puede haber?

Causas de los problemas para caminar

En función del ritmo de vida que lleve nuestro perro, es posible que experimente algunos días dolores localizados. Tal y como nos sucede a las personas, el exceso de ejercicio puede ocasionar cansancio y debilidad. Esto hará que tengamos problemas para caminar.

Sin embargo, cuando los dolores se prolongan en el tiempo y la duración superar el par de días, nos conviene acudir al veterinario. Allí harán una valoración y procederán con el diagnóstico. Algunas de las causas más comunes por las que aparecen los problemas para caminar son las siguientes.

Razones por las que un perro tiene problemas para caminar

Lesiones

Además de una fractura no visible o un desgarro en los tendones, los problemas para caminar pueden deberse también a una lesión en la espalda o en la médula espinal. Esta suele aparecer por un traumatismo, un derrame cerebral o por daños en los discos.

Cuando la médula espinal o la columna de un perro se encuentra inflamada o con alguna lesión, las patas traseras pueden mostrar signos de debilidad o inestabilidad. Esto le provocará irremediablemente problemas para caminar. Si nuestro perro no ha sufrido ningún accidente pero se encuentra en esta situación, debemos acudir al veterinario lo antes posible.

Mielopatía degenerativa

Esta enfermedad es otra de las causas por las que un perro puede tener problemas para caminar. En especial en los perros adultos, las fibras que envían las señales al cerebro para la movilidad de las patas se van destruyendo. La causa es el propio deterioro de la médula espinal.

Los perros que padecen de mielopatía no experimentan dolor, pero la enfermedad afecta directamente a la movilidad. Las patas pierden fuerza y el animal no es capaz de caminar con normalidad ni de permanecer de pie por mucho tiempo. En la actualidad no existe cura para esta enfermedad, pero la fisioterapia y la medicina holística pueden aliviar la sintomatología.

Diabetes

Las hembras tienen más tendencia a sufrir diabetes, que también puede ocasionar problemas para caminar. Aunque algunas razas como los Golden, los Pastores alemanes o los Schnauzer son más propensos, puede afectar a cualquiera.

Para evitar la diabetes es conveniente no darle a los perros alimentos ricos en azúcares. Dado que son capaces de comerse cualquier cosa, es muy frecuente que muchos dueños compartan su comida. Pero no hay que olvidar que algunos alimentos aparentemente inofensivos y que además les gustan son tóxicos para ellos. Para determinar si la diabetes es la causa de los problemas para caminar basta una analítica.

Artrosis

La artritis y la artrosis son otras de las causas por las que los perros pueden tener problemas para caminar. Los perros adultos y de razas grandes suelen ser quienes más padecen de esta enfermedad. Suele afectar a las articulaciones de la cadera y de la rodilla, deteriorando las amortiguaciones y causando dolor.

Algunos medicamentos además de la fisioterapia pueden aliviar los síntomas. Así, nuestro amigo podrá mantener una calidad de vida óptima y reducir sus problemas para caminar.

Las causas de los problemas para caminar son amplias y variadas. En cualquier caso, si observamos que nuestro perro pasa más de dos días sin poder moverse con normalidad, lo más recomendable es acudir al veterinario. Cuanto antes detectemos el problema, antes podremos solucionarlo.

Ortocanis: Ayudas para perros con movilidad reducida

La parálisis en perros, que hace que el animal no pueda mover las patas traseras, las delanteras, o las cuatro, tiene diversos orígenes. La puede causar un traumatismo, pero también una enfermedad. También puede ser gradual o repentina, ser irreversible u ofrecer posibilidades de mejora o curación.

Silla de ruedas para perro Ortocanis

Silla de ruedas para perro Ortocanis

En cualquier caso, será necesario proporcionar al animal todos los cuidados necesarios para facilitar su recuperación. Para ello resulta fundamental conocer la causa de la parálisis para aplicar el tratamiento más adecuado. No sólo podríamos paliar sus síntomas, sino revertirlos en determinados casos, y de no ser posible, proporcionarle la mayor calidad de vida posible.

Principales causas de la parálisis en perros

Fundamentalmente, la parálisis en perros la provoca o bien un traumatismo o una enfermedad. Esta puede ser congénita o infecciosa. Entre las enfermedades congénitas que provocan parálisis en los perros, sobre todo en las extremidades posteriores, está una patología degenerativa de los discos intervertebrales. Los perros que la padecen, normalmente producto de la edad, van perdiendo movilidad, dado que la membrana que rodea a su médula espinal se va descomponiendo progresivamente.

En cuanto a las enfermedades infecciosas que provocan parálisis, hay dos que resultan especialmente peligrosas. Son la rabia y el moquillo. Por otro lado, puede que el animal que experimenta una parálisis tenga un tumor en alguna parte de su cuerpo que le afecte a la movilidad. Por ejemplo, si tiene uno en la espina dorsal, puede afectar a las extremidades.

Además, el perro puede sufrir parálisis por una lesión en el cuello o en la médula espinal. Generalmente, este tipo de lesiones son producto de un golpe fuerte o de un accidente. En estos casos, la parálisis suele ser permanente.

En muchas ocasiones el perro no desea moverse porque tiene dolor. Es común encontrarnos casos de lesiones de ligamentos o artrosis donde el perro evita utilizar la extremidad afectada. No hablaríamos de una parálisis en sí pero debemos conocer estos casos ya que son mas frecuentes. Normalmente veremos que el animal se queja si manipulamos la zona afectada. En estos casos el veterinario nos podría recomendar la utilización de una ortesis.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En otro orden de cosas, la parálisis en perros puede también ser psicológica, como producto de un shock. En estos casos, dado que no hay lesiones en la médula, la parálisis será temporal. La puede causar también la ingesta de alimentos en mal estado, contaminados con toxina botulímica. Incluso puede ocasionarla la picadura de algún insecto, puesto que hay animales que con una picadura pueden ocasionar parálisis en perros. Es el caso de algunas familias de garrapata.

Síntomas y tratamiento de la parálisis en perros

Además de imposibilidad de caminar, la parálisis en perros puede tener otros síntomas. Por ejemplo, las dificultades para levantarse. También puede ser un indicador que el animal no pueda orinar, o que tenga problemas para poder controlar la orina. En este último caso, esta goteará constantemente. Esto también puede sucederle al animal a la hora de defecar. Además, también puede caminar con dolor o como si estuviese mareado.

En estos casos, lo más recomendable es llevar al animal al veterinario para que lo examine y decida la mejor forma de ayudarle. En caso de que sufra incontinencia aparte de parálisis, habrá que mantenerlo lo más limpio posible. Así se evitará que el animal tenga infecciones (y olores no deseables). En estos casos se pueden utilizar pañales especiales para perros y abrigos protectores.

Por otra parte, hay que procurar que descanse de la manera más cómoda posible. Para ello es recomendable utilizar una cama ortopédica para perros. Además de proporcionarles un mejor descanso, estas camas están diseñadas para repartir el peso del animal, evitar puntos de presión y úlceras en la piel debido a un uso prolongado.

En cualquier caso, tener una parálisis no es en la actualidad un obstáculo para que los perros sigan moviéndose y disfrutando. Existen sillas de ruedas adaptadas a ellos, con las que, si cuentan con movilidad en las patas delanteras, pueden seguir caminando y moviéndose como si les funcionasen bien las cuatro patas.

Preguntas Frecuentes

Mi perro cojea de una pata, pero no le duele

Aunque tu perro no muestre signos de dolor, la cojera indica que algo no está bien. La cojera puede ser resultado de una lesión, una infección, una inflamación o incluso problemas articulares como la artritis. A veces, los perros ocultan su dolor debido a su instinto, así que es importante llevarlo al veterinario para un examen completo. El tratamiento variará según la causa, pero el descanso es generalmente recomendado en los primeros días.

Por qué mi perro no puede caminar con las patas traseras

La incapacidad para caminar con las patas traseras puede ser un signo de una condición grave como una enfermedad degenerativa del disco, problemas neurológicos, lesiones en la columna vertebral, o incluso una enfermedad vascular. Este síntoma requiere atención veterinaria inmediata para diagnosticar la causa subyacente y comenzar el tratamiento adecuado, que puede incluir medicamentos, cirugía, o terapia física.

Mi perro cojea de una pata delantera

La cojera en una pata delantera puede ser causada por varias razones, incluyendo lesiones (como esguinces o fracturas), infecciones, inflamación de las articulaciones, o problemas en las almohadillas de las patas. Es importante observar cualquier otro síntoma como hinchazón, enrojecimiento, o sensibilidad al tacto, y consultar a un veterinario para un diagnóstico y tratamiento adecuados. El reposo y evitar el esfuerzo físico son recomendaciones comunes hasta la consulta veterinaria.

Parálisis en perros por intoxicación

La parálisis causada por intoxicación en perros puede ocurrir debido a la ingestión de sustancias tóxicas como plantas venenosas, alimentos peligrosos (como chocolate o xilitol), o productos químicos. Este es un caso de emergencia que requiere atención veterinaria inmediata. El tratamiento depende de la toxina involucrada y puede incluir inducir el vómito, administrar antídotos, o brindar soporte vital hasta que la sustancia tóxica haya sido eliminada del cuerpo.

Tratamiento para perros con parálisis en las patas traseras

El tratamiento para la parálisis de las patas traseras depende de la causa subyacente. Las opciones pueden incluir cirugía, especialmente si hay una hernia de disco o una lesión en la columna vertebral; medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación; y terapia física para ayudar a recuperar la movilidad. También se pueden recomendar ayudas para la movilidad, como sillas de ruedas para perros, para mejorar la calidad de vida del animal.

Mi perro tiene debilidad en las patas traseras y tiembla

La debilidad y el temblor en las patas traseras pueden ser síntomas de diversas condiciones, incluyendo problemas neurológicos, degeneración muscular, o incluso exposición al frío. Es crucial observar si estos síntomas están acompañados de otros cambios en el comportamiento o en la salud general del perro. Un veterinario puede realizar exámenes para identificar la causa y sugerir el tratamiento más adecuado, que puede variar desde medicamentos hasta terapia de rehabilitación.

Mi perro camina y se va de lado

Si tu perro camina inclinándose hacia un lado, esto puede ser indicativo de problemas de equilibrio, problemas neurológicos, o incluso dolor en alguna parte de su cuerpo que le impide caminar normalmente. Observar otros síntomas como inclinación de la cabeza, dificultad para levantarse, o falta de coordinación puede ayudar al diagnóstico. Es fundamental una evaluación veterinaria para determinar la causa y el tratamiento adecuado, que puede incluir desde medicamentos hasta ejercicios específicos de rehabilitación.

Recuerda, estos son puntos de partida informativos y nunca sustitutos de la consulta veterinaria. Cada caso es único, y solo un profesional puede ofrecer el diagnóstico y tratamiento

 

Toni Fernández

Director de Ortocanis

 

Las enfermedades de los perros adultos y su sintomatología

La vejez, si tenemos suerte, es algo que nos llega a todos por igual, tanto si somos humanos, perros, gatos o cualquier otra especie. Aunque cada una puede tener sus patologías particulares, lo cierto es que las enfermedades de los perros adultos son muchas veces similares a las nuestras. Te dejamos cuáles son y sus síntomas para que puedas detectar si están afectando a tu amigo.

Cuáles son las enfermedades de los perros adultos

Un perro es considerado adulto cuando alcanza los 8 años de edad. Cuando se trata de razas grandes, puede serlo incluso antes. En esta etapa, comienzan a aparecer desequilibrios en la salud y algunas patologías propias de esta edad. Aunque no todos los perros las sufrirán, vamos a conocer cuáles son las enfermedades de los perros adultos más comunes y la sintomatología que presentan.

Si bien algunas pueden tener tratamientos o existir soluciones para ayudarles a mejorar, otras son parte natural del proceso de cualquier ser vivo y lo único que podremos hacer es apoyarle y seguir queriéndoles para que se sientan apoyados.

Las enfermedades de los perros adultos y su sintomatología

Artrosis

La artrosis es probablemente una de las enfermedades de los perros adultos más frecuentes. Nos resulta familiar ya que también afecta a los humanos, y la sintomatología es a su vez muy similar. El dolor de huesos y de las articulaciones y la dificultad para realizar ciertos movimientos son el cuadro que se presenta cuando esta patología va avanzando.

Es por ello que los perros adultos se vuelven más inactivos progresivamente y pueden modificar su carácter alegre y juguetón. Los síntomas son, por tanto, un aumento de la pasividad, quejas al realizar algunos movimientos, pérdida del interés por pasear y jugar e incluso pérdida de apetito. Sin embargo, existen muchas soluciones como arneses o protectores de rodillas que pueden ayudarles a aliviar la presión y reducir el dolor.

Obesidad

La obesidad es otra de las enfermedades de los perros adultos que se da con mayor frecuencia. Además, suele ir ligada a la artrosis. El exceso de peso aumenta la presión sobre las articulaciones y el esfuerzo que estas deben realizar.

Para evitar que esto suceda, hay que prestar atención a su dieta. Se debe eliminar el exceso de golosinas y optar por un pienso senior. Las necesidades nutricionales varían así como la cantidad total de calorías. La obesidad puede producir otras enfermedades de los perros adultos, como las cardíacas y las renales.

Sordera y ceguera

Ambas son también enfermedades de los perros adultos, tal y como les sucede a las personas. Mientras mantengan el sentido del olfato, los perros pueden manejarse bastante bien. Por otra parte, en el caso de la ceguera, si se trata de cataratas, estas pueden operarse. Cuando se trata de procesos degenerativos poco podemos hacer. Puesto que es posible que se muevan a menor velocidad, siempre debemos ofrecerles un buen abrigo para pasear.

Enfermedades renales

Aunque existen más, la última de las enfermedades de los perros adultos más frecuentes son las renales. Las náuseas o la pérdida de apetito son los principales síntomas de esta patología. Si bien no tiene cura, algunos medicamentos pueden reducir las molestias causadas. Tal y como sucede con la artritis.

Las enfermedades de los perros adultos son una parte natural del proceso de envejecimiento. Lo importante es seguir cuidando bien al animal, administrarle los medicamentos que requiera y ofrecerle ayuda terapéutica para que mantenga su movilidad.

La miositis en perros es una de las enfermedades caninas que más afecta a su calidad de vida. No sólo porque puede afectar a su capacidad de moverse y realizar su actividad diaria habitual. También porque se trata de una patología muy dolorosa que les limita mucho. Se trata de una inflamación de uno o varios músculos que puede  afectar a diferentes partes del cuerpo. Su origen puede ser múltiple, y puede deberse tanto a heridas y roturas musculares como a un sobreesfuerzo. Pero también a los efectos de la edad.

Sobre todo afecta a animales domésticos de pelo corto, como diversas razas de perro. Se puede dar a cualquier edad, aunque aparece con más frecuencia en perros adultos y de más edad. Hay tres tipos: eosinofílica, reumática y purulenta.

Miositis en perros: principales causas, síntomas y tratamiento

Causas y síntomas de la miositis en perros

La miositis en perros puede deberse a varios motivos. Entre ellas, a una rotura muscular o a un hematoma, tanto producto de un golpe o una caída como de una actividad física excesiva o un salto desde una altura elevada. Pero también puede aparecer tras soportar una carga excesiva sin que el animal esté preparado para ello.

A veces también se da como consecuencia de la hipotermia que puede sufrir un perro cuando se encuentra en un entorno en el que hace un frío excesivo y sin estar preparado para ello. Entonces, los músculos tienen problemas para moverse, puesto que el frío los paraliza, y aparece la inflamación.

Cuando aparece en un perro mayor, se trata simplemente de los efectos de la edad, que les producen dolores y achaques varios. O bien por parásitos que anidan en los músculos y otras zonas móviles del organismo del animal, y ocasionan desplazamientos y erosiones.

Evidentemente, uno de los principales síntomas de que un perro tiene miositis, además de la dificultad de desplazamiento si afecta a las patas o a la zona de las articulaciones y la columna, es el dolor. Los perros afectados tendrán tanto dolor que generalmente no querrán moverse (o no podrán hacerlo), y gemirán de dolor. También rechazarán que se toque la zona afectada, e incluso las caricias, aunque sean suaves.

El perro puede encontrarse mejor a primera hora de la mañana después de dormir, pero ya aparecerá cansado. Y el dolor irá aumentando a medida que pase el día. Es especialmente indicativo de la presencia de miositis el dolor en la zona de la pelvis o del hombro, dos de los puntos en los que primero se manifiesta esta dolencia.

Además, la miositis presenta otros síntomas adicionales. Entre ellos, las dificultades para posar una pata o varias, la posición curvada de la espalda del perro, etc. Todo unido a una tensión evidente en la zona del cuello, producto de los dolores y las dificultades para moverse, y a la hinchazón de la zona afectada. También puede aumentar la temperatura corporal, y aparecer sangre en la orina. Y como consecuencia de todo esto, llegan el decaimiento y la pérdida de apetito.

Tratamiento de la miositis en perros

Cuando la miositis se detecta pronto, y se trata de una forma leve, bastará llevar al animal al veterinario para que le ponga un tratamiento adecuado tras dar con la causa de la enfermedad. Por lo general, estará completamente restablecido en un par de semanas. Pero cuando se trata de una miositis grave o se aplaza su tratamiento, puede tardar más en curarse, y le pueden quedar secuelas.

Entre estas secuelas está el acortamiento de los músculos afectados, la atrofia muscular y la paralización de una o varias extremidades. En estos casos, además de un tratamiento para eliminar el dolor y tratar de reparar en la medida de lo posible el daño, el perro puede necesitar rehabilitación y diversos apoyos para poder desplazarse. Estos van desde un protector para las extremidades afectadas hasta una silla de ruedas adaptada para casos más graves que impliquen la parálisis de las patas traseras.

Las patas de los perros son una de las zonas más vulnerables de los perros. Por un lado, están en contacto directo con el suelo y pueden sufrir heridas. También están expuestos a golpes o a pisar mal. Y por supuesto, pueden sufrir un problema en las patas, o lesiones por torceduras, malas pisadas, etc. O simplemente, por efecto de la edad.

Por lo tanto, conviene revisar cada cierto tiempo sus extremidades cuidadosamente. También hay que estar atentos ante cualquier cambio de comportamiento. Si, por ejemplo, un perro que es muy activo de repente se vuelve sedentario, o si cambia otros comportamientos, es necesario averiguar el porqué. Para ello, aparte de descartar otras patologías, es necesario revisar sus patas.

Cómo detectar una enfermedad o problema en las patas del perro

Cómo detectar un problema en las patas de un perro

A veces, si un perro tiene un problema en las patas es bastante evidente. De repente empiezan a cojear, o no quieren andar. O les da por lamerse insistentemente una pata. O por dar la sensación de que se la muerden. Entonces, está claro que algo les sucede.

Pero a veces, lo que les sucede no es tan evidente. Pueden estar molestos, pero no quedar claro dónde puede estar el problema. En ese caso, cuando el perro está cómodo, se puede realizar una inspección con cuidado de sus patas. En estos casos, hay que tener cuidado al hacerlo, para no hacerle daño.

Cómo examinar las patas de un perro

Para revisar las patas de un perro en busca de problemas o lesiones, lo más recomendable es comenzar por sus almohadillas. Debido a que están en contacto con el suelo, son algunas de las partes más susceptibles de tener problemas. Al andar, se le puede clavar algo al perro en ellas. O hacerse una herida pequeña, que a simple vista no se aprecia, pero que pueda derivar más adelante en un problema en las patas más serio. También puede tener las almohadillas agrietadas, o un quiste.

Tras revisar las almohadillas y la zona que las rodea, si no se aprecia ningún problema en ellas, hay que revisar las patas. Para ello, es necesario palpar con cuidado cada una de ellas. Se esta manera se podrán apreciar bultos extraños. También golpes que le puedan causar dolor. Si es así, el animal reaccionará cuando lo sienta, e intentará retirar la pata. De ahí lo de revisárselas con cuidado. Para evitar causarle más dolor.

Qué hacer cuando hay un problema en las patas

Siempre que se detecte que un perro tiene un problema en las patas hay que acudir al veterinario. Aunque sea una herida, porque si no cura bien o se infecta, puede degenerar en un problema mayor. Por lo tanto, es aconsejable consultar con un especialista. Y hacerlo, además, sin perder tiempo. Si esperas para acudir con el perro a una consulta, el problema puede agravarse.

El veterinario examinará al animal y decidirá el tratamiento más adecuado en cada caso. Desde una cura de una herida hasta una pequeña cirugía. También podrá indicar si es necesario proteger algún área de las patas afectadas. Por ejemplo, con un soporte para carpo. O, tras una cirugía, con una férula ortopédica. En cualquier caso, siempre deberás seguir las pautas que te indique el especialista.

 

La bursitis de codo es una dolencia más frecuente de lo que pensamos en los perros. Sobre todo en los que tienen tamaño mediano o grande y pelaje corto. No es mas que una inflamación de la bolsa en la que se encuentra el líquido sinovial de ciertas articulaciones. En concreto, de las que tienen un hueco entre los huesos que unen. Es en él en el que se encuentra esta bolsa, que envuelve a las articulaciones. Casi todas las articulaciones del cuerpo de humanos y animales son de este tipo, como la rodilla o el codo. Y es en esta última en la que con más frecuencia se suele dar la bursitis de codo en los perros.

Cómo detectar y tratar la bursitis de codo en los perros

Bursitis de codo en perros: diagnóstico y tratamiento

La aparición de una bursitis en el codo de la pata de un perro de manera espontánea es bastante rara. Normalmente aparecerá tras un golpe fuerte en la zona. O bien tras un golpe ligero pero que se da el animal de manera continua. Cuando se produce, es bastante evidente que al animal le pasa algo. La articulación se empieza a inflamar y el animal tiene problemas para caminar y moverla. Además, comienza a tener dolores.

Lógicamente, cuanto antes se detecte, menos gravedad alcanzará. Para ello conviene explorar con cierta frecuencia las patas del perro y, ante cualquier bulto extraño en sus articulaciones, acudir a un veterinario. Este examinará al animal y le prescribirá el tratamiento más adecuado.

Este tratamiento será distinto en función de diversas variables. Entre ellas, del estado de la bursitis, así como de la presencia o no de ciertas complicaciones. Por ejemplo, de una infección asociada. Por lo general, bastará con poner un vendaje en la extremidad afectada. También puede aconsejar el uso de una órtesis de codo para reducirla.

En los casos en los que haya infección, se tratará además con antibióticos. Si está avanzada, es posible que haya que drenarla, para lo que se empleará una aguja fina. Y si se trata de una bursitis grave, será necesario realizar una intervención quirúrgica para reducirla.

¿Cómo evitar la aparición de la bursitis?

Para prevenir en la medida de lo posible la aparición de la bursitis, hay que evitar los golpes repetitivos. Contra los bruscos y fuertes poco se puede hacer, pero al menos se pueden intentar los otros. Por ejemplo, los que se puede dar cuando se tumba en el suelo. Para evitarlos, se puede colocar una superficie blanda donde el perro acostumbra a echarse.

Evidentemente, si se hace de manera repentina, el perro lo rechazará. Sobre todo si es adulto y no está acostumbrado. Por lo tanto, cuanto antes se empiece a acostumbrarle a dormir sobre un cojín de los que se utilizan como camas para perros, mejor. A ser posible, debe comenzarse cuando el perro es aún un cachorro. Así será más sencillo. Si no lo acepta, se puede probar colocando una alfombra suave donde acostumbre a echarse.

También es aconsejable evitar, en la medida de lo posible, que el perro se eche sobre el asfalto. También sobre la tierra si no hay hierba o césped sobre ella, puesto que al ser dura y presentar una superficie irregular, puede hacerle daño en los codos y desembocar en bursitis.

Problemas de rodillas más comunes

Aunque son mucho menos visibles que las nuestras, los perros también tienen rodillas. Y como nosotros, también experimentan dolor y sufren lesiones en ellas con frecuencia. Por si no estás familiarizado, vamos a hablar de los problemas de rodillas más comunes.

Problemas de rodillas más comunes

Los problemas de rodillas más frecuentes

Las causas por las que aparecen los problemas de rodillas pueden ser varias. Por ejemplo, una lesión o una condición propia de estas. La dificultad para identificarlos es que al andar a cuatro patas, sufrir cojera en una de ellas no le impide seguir avanzando.

Es por este motivo que debemos prestar atención con regularidad a nuestro perro. Detectar las patologías con rapidez nos ayudará a ponerles tratamiento y evitar que el daño pueda ir a más, llegando a producir lesiones irreparables.

Los problemas de rodillas que más comúnmente aparecen en los perros son las roturas de los ligamentos cruzados y la luxación en la rótula. En las razas de pequeño tamaño suele darse esta última, mientras que las lesiones en los ligamentos aparecen más en los de gran tamaño, especialmente si padecen de sobrepeso.

Otros problemas de rodillas que también pueden aparecer son las lesiones en el menisco o los desgarros en el ligamento. Estas podemos encontrarlas en perros de cualquier tamaño, ya que se deben con frecuencia a golpes o a movimientos bruscos. La articulación de la rodilla es bastante inestable en comparación con otras partes del cuerpo.

Síntomas de los problemas de rodillas

Cada perro podrá mostrar una sintomatología diferente, pero a grandes rasgos, los más comunes son los que a continuación detallamos:

  • Avanza con la pierna levantada y no es capaz de apoyarla y cargarle peso

  • Cojea con la pierna que está afectada

  • Aparición de dolor de forma repentina mientras juega o realiza ejercicios

  • Inflamación en la rodilla

Si observamos que nuestro perro parece tener problemas de rodillas, conviene acudir al veterinario para que le realicen un diagnóstico completo.

Cómo tratar los problemas de rodillas

Dependiendo de los problemas de rodillas que se padezcan, el tratamiento variará. Si la lesión consiste en un desplazamiento de la rótula, esta podrá colocarse en su sitio empujándola. No obstante, es el veterinario quien debe hacerlo. Si se trata de una luxación grave, es posible que se necesite cirugía.

Los problemas de rodillas por desgarros o roturas en los ligamentos suelen implicar cirugía en la mayoría de los casos. En función de la gravedad y la edad del perro, el reposo puede bastar. Puesto que se trata de lesiones dolorosas, habrá que dar analgésicos para calmar el dolor y la inflamación.

Si ha habido inmovilidad o cirugía, será necesaria también la rehabilitación para la recuperación progresiva de la fuerza muscular y la movilidad. Es posible también que necesitemos algún vendaje especial.

En Ortocanis disponemos de una amplia gama de productos orientados al bienestar de los animales y su recuperación de lesiones o patologías.

Cómo detectar la artrosis en los perros

Los animales funcionan de manera similar a las personas. Padecen enfermedades como nosotros, sus articulaciones se van degenerando con el paso de los años y se reduce su movilidad al tiempo que experimentan dolor. Hoy vamos a conocer cómo detectar la artrosis en los perros.

Cómo detectar la artrosis en los perros

Qué es la artrosis y cuándo aparece

Una articulación es la unión que existe entre los huesos y que nos permite movernos de la manera en que lo hacemos. Los extremos de aquellos están recubiertos por un cartílago protector, encargado de dar suavidad a los movimientos y de proteger de impactos.

Cuando este cartílago comienza a perderse o a debilitarse en su estructura, decimos que aparece la artrosis. Esta es, por tanto, una enfermedad crónica y degenerativa que afecta a las articulaciones, y que en algunos casos puede ser congénita. En consecuencia, aparece dolor y se va perdiendo la movilidad de forma progresiva. Estas son algunas claves para detectar la artrosis en los perros.

Tal y como le sucede a las personas que padecen esta enfermedad, los cambios en la meteorología generan malestar. Así, el frío, la humedad o las temperaturas muy elevadas agravan la sintomatología.

En perros de edad avanzada es frecuente que aparezca. Al contrario que en los perros jóvenes, el cartílago ha perdido nutrientes y disminuye el grosor y la flexibilidad. Sin embargo, los traumatismos o los golpes en las articulaciones pueden favorecer también su aparición. La diferencia al detectar la artrosis será que en un caso será general mientras que en el segundo será localizada.

Cómo podemos detectar la artrosis en nuestro perro

Sea joven o de edad avanzada, siempre debemos prestar atención a la movilidad de nuestro perro. Cualquier cambio que se perciba a tiempo será más fácil de corregir o de tratar que otro que se deja avanzar. Detectar la artrosis desde sus primeras fases nos ayudará a prolongar la movilidad del animal.

Problemas con las escaleras

Si tu perro ha comenzado a negarse a subir o bajar escaleras, es posible que acabes de detectar la artrosis. Este tipo de movimientos suponen un impulso o una carga del propio peso que, en el caso de padecer debilidad en las articulaciones, puede suponer un esfuerzo importante.

Encorvamiento

Otra forma de detectar la artrosis es por el encorvamiento. La reducción en los movimientos hace que sea costoso estirarse completamente. De este modo, las extremidades o la columna pueden comenzar a curvarse en exceso.

Falta de energía

Si llega la hora del paseo o le propones a tu perro jugar y ya no responde con la ilusión de antes, tienes ante ti otro síntoma para detectar la artrosis. Lo más probable es que le cueste levantarse o realizar movimientos bruscos.

Cojeras

Las cojeras intermitentes también nos ayudan a detectar la artrosis. Una cojera que llega y desaparece puede deberse a una articulación que comienza a perder fuerza. Si además se queja cuando lo tocamos o evita que lo hagamos, es probable que sienta dolor.

Si crees haber podido detectar la artrosis en tu perro, acude a tu veterinario lo antes posible para que les haga un estudio radiológico. Aunque se trata de una enfermedad degenerativa, existen muchos tratamientos para prolongar su movilidad.

Principales síntomas de la hernia de disco en perros

Los perros pueden sufrir, en muchos casos, enfermedades óseas y articulares que también sufren los humanos. Por ejemplo, la hernia de disco. Esta dolencia, que es degenerativa, se caracteriza por la salida de los discos intervertebrales de la columna de su lugar. También por su abultamiento. La salida de los discos de su canal, que además causa una compresión en la médula espinal del animal, es lo que genera la  hernia de disco en perros.

Este tipo de hernias, que son de diagnóstico complicado, puede ocasionar no sólo dolores a los perros. También dificultades para caminar. Incluso, si es muy grave, puede provocar la parálisis de las patas al animal. Generalmente de las traseras. Para evitar que llegue a esos extremos, lo mejor es diagnosticar al animal correctamente y cuanto antes.

Lo malo es que los síntomas suelen ser complicados de identificar. En ocasiones, además de una radiografía, habrá que hacer otras pruebas al perro para asegurar el diagnóstico. En cualquier caso, ante la duda, lo mejor es consultar con un veterinario para evitar dolores y problemas de movilidad al perro.

Principales síntomas de la hernia de disco en perros

Primeros síntomas de la hernia de disco en perros

El principal síntoma de la hernia de disco en perros que se produzca mediante la protrusión o abultamiento de los discos será un bulto. Podrá variar en dimensión, pero será evidente. Además, el perro sufrirá dolor en la zona. Y tocar el bulto, que será la hernia, puede hacerle, al igual que le pasa a los humanos, «ver las estrellas».

En caso contrario, cuando el disco se desplaza hacia el interior del cuerpo, hablamos de extrusión. La hernia no será tan evidente a la vista. Eso sí, veremos que el animal tiene dolores. Y eso sólo en la primera fase de la dolencia, cuando el animal tiene una hernia de disco de grado I. Cuando está más avanzada, la hernia de disco tiene otros síntomas.

Hernia de disco en perros de grado II o III

Cuando la hernia va haciéndose más grave (grado II), se comienza a producir la compresión de la médula. El perro comenzará entonces a tener problemas de movilidad. Y la médula ósea estará a punto de estar afectada. Esto sucederá en la hernia de disco de grado III.

En ese momento comienza a haber daños neurológicos en la médula. La hernia, tanto si se produce hacia el interior del organismo como si sale hacia afuera en un bulto, comprimirá bastante la médula. Entonces el perro tendrá una falta de fuerza en las extremidades posteriores bastante evidente. A esto, que suele afectar a las dos patas de atrás del animal, se le denomina paresia.

Hernia de disco de grado IV o V en perros

Cuando la hernia de disco en perros ya es muy grave, la paresia provoca grandes dificultades al perro para mover sus patas traseras. En algunos puntos puede que incluso queden completamente paralizadas. En este caso, el animal tendrá que comenzar a utilizar una silla de ruedas específica para perros para poder desplazarse.

En este punto, el de la hernia de disco de grado IV, no es lo único que le puede pasar al perro. También puede que la hernia llegue a afectarle a los esfínteres. Entonces tendrá problemas de retención de orina.

Ya si la hernia es de grado V, el caso más grave, la parálisis de las patas traseras será total. Además, la incontinencia urinaria será inevitable. Aparte de esto, tendrá una falta de sensibilidad completa en las patas.

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