Cómo cuidar la piel de un perro discapacitado

La piel nos sirve de protección frente a agresiones externas, tanto a los humanos como al resto de animales. Cuando se trata de un perro cuya movilidad es reducida, esta tiende a sufrir más debido al roce continuo en determinadas zonas de su cuerpo. Para evitar que esta se dañe, vamos a conocer cómo podemos cuidar la piel de un perro discapacitado.

Cómo cuidar la piel de un perro discapacitado

Por qué se irrita la piel

Tanto si hablamos de perros con discapacidad como de uno que no lo es, la piel no solo les sirve para proteger su estructura interna, sino que también es el medio que tienen para relacionarse con aquello que les rodea.

Cuando pasamos mucho tiempo en una misma posición o hay algo que con regularidad nos roza en una zona concreta de la piel, pueden aparecer úlceras e irritación. Si no cuidamos la piel, estas heridas pueden agravarse, hasta el punto de dejar el hueso al descubierto e infectarse.

Para evitar que esto suceda, debemos aprender a cuidar la piel de un perro discapacitado. Se trata simplemente de aumentar las precauciones y prestarle atención a esta delicada parte del cuerpo. Aunque es resistente, también necesita protección.

Cómo podemos cuidar la piel de un perro discapacitado

Lo primero que debemos hacer para cuidar la piel de un perro discapacitado es protegerla. Este punto consiste en buscar aquellos elementos que no provoquen heridas en su cuerpo. En concreto, en aquellas partes que son más susceptibles de padecer heridas o ulceraciones, como son las caderas, los codos o los tobillos.

Los arnés que utilicemos deben llevar protecciones en su interior, de forma que la parte que quede en contacto con la piel sea acolchada y suave. En nuestra galería podéis ver cómo son estos tipos de arnés. En el caso de que ya exista una herida, debemos protegerla bien para evitar que alguna parte de ellos la roce.

Llevar las heridas abiertas es también un riesgo por otros motivos. Las moscas u otros insectos pueden depositar larvas, haciendo que la herida se infecte. En función de la discapacidad del perro, tendrá más problemas para ahuyentarlas. Si utilizamos pañales, debemos retirarlos el salir a la calle, así las heridas podrán respirar.

En segundo lugar, para cuidar la piel de un perro discapacitado debemos modificar su postura con regularidad. Las partes que más sobresalen ,y que ya mencionamos anteriormente, son más susceptibles de padecer heridas, por lo que debemos verificarlas con frecuencia. Además de utilizar cremas que ayuden a cicatrizar, podemos mover las extremidades del animal como parte de la fisioterapia en casa.

Por último, para cuidar la piel de un perro discapacitado debemos tener cuidado con el arrastre. Las patas sin movilidad siempre estarán apoyadas contra el suelo, y al desplazarse podrá causarles heridas. Además de utilizar abrigos protectores, podemos adquirir sillas de ruedas que le ayuden a desplazarse.

Cuidar la piel de un perro discapacitado no tiene por qué ser una tarea complicada. De igual modo en que hidratamos nuestra piel y evitamos dañarla, habrá que hacer con nuestro pequeño amigo. Y si tienes dudas, puedes contactarnos y te ayudaremos en lo que podamos.

Es bastante frecuente ver a un perro cojear. Como los humanos, una mala pisada o un golpe pueden llevarles a sufrir dolor. Y como consecuencia a cojear durante unos minutos. Pero cuando pasa el tiempo y no paran de hacerlo, o cuando comienzan a renquear de una pata sin que haya un motivo aparente para hacerlo, conviene encontrar las causas.

Para ello, lo primero es revisar la pata por fuera. Puede que, simplemente, el animal se haya clavado algo en la zona de las almohadillas de la pata y le haga daño al andar. En estos casos bastará con sacárselo con cuidado y desinfectar la zona afectada. En ocasiones se lo podrás extraer tú mismo. Pero otras veces, lo que le pasa no será tan evidente, y será necesario ir al veterinario para examinar al perro.

23845766_1860071800686774_7874614270514604683_o

-«Mi perro cojea»: veamos las causas posibles.

Aparte de clavarse algo en la pata, o de sufrir alguna herida, la causa más común por la que un perro cojea es una lesión articular. O en los músculos y huesos. En muchos de estos casos, la delatará alguna hinchazón en la pata, o una inflamación en las articulaciones. Pero otras veces no habrá ninguna señal exterior que la delate. En estos casos, el perro empieza a cojear de manera repentina. Muchas veces, lo hace después de practicar una actividad física de cierta intensidad. Entre las lesiones más frecuentes están la rotura de ligamentos y las dislocaciones, así como las fracturas.

Los efectos de la edad también pueden hacer que al perro cojear por culpa de dolencias como la artrosis. En estos casos, el veterinario debe preparar un plan para que el perro consiga mejorar. También la puede ocasionar una displasia, ya sea de cadera o de codo. En este caso, la articulación de la cadera o el codo se inflama, y no encaja bien en el lugar que le corresponde. En muchos casos puede requerir cirugía para corregirse.

También, en los perros jóvenes, lo puede ocasionar algo similar al dolor que experimentan los niños en las piernas al crecer. Es más frecuente en los perros de gran tamaño, y desaparece solo al de unas semanas. Se denomina panosteitis y puede pasar de una pata a otra. En cualquier caso, es bastante menos preocupante que las causas anteriores.

Qué hacer si tu perro cojea

Lo primero que hay que hacer ante la cojera en un perro es acudir al veterinario. Lo examinará para determinar las causas de la dolencia y le pondrá el tratamiento adecuado. En algunos casos bastará con antiinflamatorios y puede que una férula, una ortesis o un arnés. Pero en otros casos será aconsejable una cirugía para corregir el problema.

En otros casos, el animal tendrá que realizar diversos ejercicios de rehabilitación. Y puede que necesite alguna ayuda para mejorar su deambulación. Por ejemplo, un protector articular, que variará en función de la pata afectada. Y de la zona de la misma que esté afectada. Estos protectores de neopreno, aumentarán la temperatura de trabajo de la articulación, acelerando el metabolismo y la recuperación mientras reducen el dolor y la inflamación.

En cualquier caso, conviene seguir la recomendación del veterinario antes de colocarle uno.

Ayudas para perros que cojean

Razones por las que un perro tiene problemas para caminar

Existen diversos factores por los que un perro puede tener problemas para caminar. A la hora de valorar una patología, debemos tener en cuenta, entre otras cosas, la edad del animal, ya que en algunas ocasiones, como en los perros ancianos, la razón principal puede ser la propia edad. Pero, ¿qué otras causas puede haber?

Causas de los problemas para caminar

En función del ritmo de vida que lleve nuestro perro, es posible que experimente algunos días dolores localizados. Tal y como nos sucede a las personas, el exceso de ejercicio puede ocasionar cansancio y debilidad. Esto hará que tengamos problemas para caminar.

Sin embargo, cuando los dolores se prolongan en el tiempo y la duración superar el par de días, nos conviene acudir al veterinario. Allí harán una valoración y procederán con el diagnóstico. Algunas de las causas más comunes por las que aparecen los problemas para caminar son las siguientes.

Razones por las que un perro tiene problemas para caminar

Lesiones

Además de una fractura no visible o un desgarro en los tendones, los problemas para caminar pueden deberse también a una lesión en la espalda o en la médula espinal. Esta suele aparecer por un traumatismo, un derrame cerebral o por daños en los discos.

Cuando la médula espinal o la columna de un perro se encuentra inflamada o con alguna lesión, las patas traseras pueden mostrar signos de debilidad o inestabilidad. Esto le provocará irremediablemente problemas para caminar. Si nuestro perro no ha sufrido ningún accidente pero se encuentra en esta situación, debemos acudir al veterinario lo antes posible.

Mielopatía degenerativa

Esta enfermedad es otra de las causas por las que un perro puede tener problemas para caminar. En especial en los perros adultos, las fibras que envían las señales al cerebro para la movilidad de las patas se van destruyendo. La causa es el propio deterioro de la médula espinal.

Los perros que padecen de mielopatía no experimentan dolor, pero la enfermedad afecta directamente a la movilidad. Las patas pierden fuerza y el animal no es capaz de caminar con normalidad ni de permanecer de pie por mucho tiempo. En la actualidad no existe cura para esta enfermedad, pero la fisioterapia y la medicina holística pueden aliviar la sintomatología.

Diabetes

Las hembras tienen más tendencia a sufrir diabetes, que también puede ocasionar problemas para caminar. Aunque algunas razas como los Golden, los Pastores alemanes o los Schnauzer son más propensos, puede afectar a cualquiera.

Para evitar la diabetes es conveniente no darle a los perros alimentos ricos en azúcares. Dado que son capaces de comerse cualquier cosa, es muy frecuente que muchos dueños compartan su comida. Pero no hay que olvidar que algunos alimentos aparentemente inofensivos y que además les gustan son tóxicos para ellos. Para determinar si la diabetes es la causa de los problemas para caminar basta una analítica.

Artrosis

La artritis y la artrosis son otras de las causas por las que los perros pueden tener problemas para caminar. Los perros adultos y de razas grandes suelen ser quienes más padecen de esta enfermedad. Suele afectar a las articulaciones de la cadera y de la rodilla, deteriorando las amortiguaciones y causando dolor.

Algunos medicamentos además de la fisioterapia pueden aliviar los síntomas. Así, nuestro amigo podrá mantener una calidad de vida óptima y reducir sus problemas para caminar.

Las causas de los problemas para caminar son amplias y variadas. En cualquier caso, si observamos que nuestro perro pasa más de dos días sin poder moverse con normalidad, lo más recomendable es acudir al veterinario. Cuanto antes detectemos el problema, antes podremos solucionarlo.

Ortocanis: Ayudas para perros con movilidad reducida

La parálisis en perros, que hace que el animal no pueda mover las patas traseras, las delanteras, o las cuatro, tiene diversos orígenes. La puede causar un traumatismo, pero también una enfermedad. También puede ser gradual o repentina, ser irreversible u ofrecer posibilidades de mejora o curación.

Silla de ruedas para perro Ortocanis

Silla de ruedas para perro Ortocanis

En cualquier caso, será necesario proporcionar al animal todos los cuidados necesarios para facilitar su recuperación. Para ello resulta fundamental conocer la causa de la parálisis para aplicar el tratamiento más adecuado. No sólo podríamos paliar sus síntomas, sino revertirlos en determinados casos, y de no ser posible, proporcionarle la mayor calidad de vida posible.

Principales causas de la parálisis en perros

Fundamentalmente, la parálisis en perros la provoca o bien un traumatismo o una enfermedad. Esta puede ser congénita o infecciosa. Entre las enfermedades congénitas que provocan parálisis en los perros, sobre todo en las extremidades posteriores, está una patología degenerativa de los discos intervertebrales. Los perros que la padecen, normalmente producto de la edad, van perdiendo movilidad, dado que la membrana que rodea a su médula espinal se va descomponiendo progresivamente.

En cuanto a las enfermedades infecciosas que provocan parálisis, hay dos que resultan especialmente peligrosas. Son la rabia y el moquillo. Por otro lado, puede que el animal que experimenta una parálisis tenga un tumor en alguna parte de su cuerpo que le afecte a la movilidad. Por ejemplo, si tiene uno en la espina dorsal, puede afectar a las extremidades.

Además, el perro puede sufrir parálisis por una lesión en el cuello o en la médula espinal. Generalmente, este tipo de lesiones son producto de un golpe fuerte o de un accidente. En estos casos, la parálisis suele ser permanente.

En muchas ocasiones el perro no desea moverse porque tiene dolor. Es común encontrarnos casos de lesiones de ligamentos o artrosis donde el perro evita utilizar la extremidad afectada. No hablaríamos de una parálisis en sí pero debemos conocer estos casos ya que son mas frecuentes. Normalmente veremos que el animal se queja si manipulamos la zona afectada. En estos casos el veterinario nos podría recomendar la utilización de una ortesis.

En otro orden de cosas, la parálisis en perros puede también ser psicológica, como producto de un shock. En estos casos, dado que no hay lesiones en la médula, la parálisis será temporal. La puede causar también la ingesta de alimentos en mal estado, contaminados con toxina botulímica. Incluso puede ocasionarla la picadura de algún insecto, puesto que hay animales que con una picadura pueden ocasionar parálisis en perros. Es el caso de algunas familias de garrapata.

Síntomas y tratamiento de la parálisis en perros

Además de imposibilidad de caminar, la parálisis en perros puede tener otros síntomas. Por ejemplo, las dificultades para levantarse. También puede ser un indicador que el animal no pueda orinar, o que tenga problemas para poder controlar la orina. En este último caso, esta goteará constantemente. Esto también puede sucederle al animal a la hora de defecar. Además, también puede caminar con dolor o como si estuviese mareado.

En estos casos, lo más recomendable es llevar al animal al veterinario para que lo examine y decida la mejor forma de ayudarle. En caso de que sufra incontinencia aparte de parálisis, habrá que mantenerlo lo más limpio posible. Así se evitará que el animal tenga infecciones (y olores no deseables). En estos casos se pueden utilizar pañales especiales para perros y abrigos protectores.

Por otra parte, hay que procurar que descanse de la manera más cómoda posible. Para ello es recomendable utilizar una cama ortopédica para perros. Además de proporcionarles un mejor descanso, estas camas están diseñadas para repartir el peso del animal, evitar puntos de presión y úlceras en la piel debido a un uso prolongado.

En cualquier caso, tener una parálisis no es en la actualidad un obstáculo para que los perros sigan moviéndose y disfrutando. Existen sillas de ruedas adaptadas a ellos, con las que, si cuentan con movilidad en las patas delanteras, pueden seguir caminando y moviéndose como si les funcionasen bien las cuatro patas.

Preguntas Frecuentes

Mi perro cojea de una pata, pero no le duele

Aunque tu perro no muestre signos de dolor, la cojera indica que algo no está bien. La cojera puede ser resultado de una lesión, una infección, una inflamación o incluso problemas articulares como la artritis. A veces, los perros ocultan su dolor debido a su instinto, así que es importante llevarlo al veterinario para un examen completo. El tratamiento variará según la causa, pero el descanso es generalmente recomendado en los primeros días.

Por qué mi perro no puede caminar con las patas traseras

La incapacidad para caminar con las patas traseras puede ser un signo de una condición grave como una enfermedad degenerativa del disco, problemas neurológicos, lesiones en la columna vertebral, o incluso una enfermedad vascular. Este síntoma requiere atención veterinaria inmediata para diagnosticar la causa subyacente y comenzar el tratamiento adecuado, que puede incluir medicamentos, cirugía, o terapia física.

Mi perro cojea de una pata delantera

La cojera en una pata delantera puede ser causada por varias razones, incluyendo lesiones (como esguinces o fracturas), infecciones, inflamación de las articulaciones, o problemas en las almohadillas de las patas. Es importante observar cualquier otro síntoma como hinchazón, enrojecimiento, o sensibilidad al tacto, y consultar a un veterinario para un diagnóstico y tratamiento adecuados. El reposo y evitar el esfuerzo físico son recomendaciones comunes hasta la consulta veterinaria.

Parálisis en perros por intoxicación

La parálisis causada por intoxicación en perros puede ocurrir debido a la ingestión de sustancias tóxicas como plantas venenosas, alimentos peligrosos (como chocolate o xilitol), o productos químicos. Este es un caso de emergencia que requiere atención veterinaria inmediata. El tratamiento depende de la toxina involucrada y puede incluir inducir el vómito, administrar antídotos, o brindar soporte vital hasta que la sustancia tóxica haya sido eliminada del cuerpo.

Tratamiento para perros con parálisis en las patas traseras

El tratamiento para la parálisis de las patas traseras depende de la causa subyacente. Las opciones pueden incluir cirugía, especialmente si hay una hernia de disco o una lesión en la columna vertebral; medicamentos para aliviar el dolor y la inflamación; y terapia física para ayudar a recuperar la movilidad. También se pueden recomendar ayudas para la movilidad, como sillas de ruedas para perros, para mejorar la calidad de vida del animal.

Mi perro tiene debilidad en las patas traseras y tiembla

La debilidad y el temblor en las patas traseras pueden ser síntomas de diversas condiciones, incluyendo problemas neurológicos, degeneración muscular, o incluso exposición al frío. Es crucial observar si estos síntomas están acompañados de otros cambios en el comportamiento o en la salud general del perro. Un veterinario puede realizar exámenes para identificar la causa y sugerir el tratamiento más adecuado, que puede variar desde medicamentos hasta terapia de rehabilitación.

Mi perro camina y se va de lado

Si tu perro camina inclinándose hacia un lado, esto puede ser indicativo de problemas de equilibrio, problemas neurológicos, o incluso dolor en alguna parte de su cuerpo que le impide caminar normalmente. Observar otros síntomas como inclinación de la cabeza, dificultad para levantarse, o falta de coordinación puede ayudar al diagnóstico. Es fundamental una evaluación veterinaria para determinar la causa y el tratamiento adecuado, que puede incluir desde medicamentos hasta ejercicios específicos de rehabilitación.

Recuerda, estos son puntos de partida informativos y nunca sustitutos de la consulta veterinaria. Cada caso es único, y solo un profesional puede ofrecer el diagnóstico y tratamiento

 

Equipo redactor de Ortocanis

Las enfermedades de los perros adultos y su sintomatología

La vejez, si tenemos suerte, es algo que nos llega a todos por igual, tanto si somos humanos, perros, gatos o cualquier otra especie. Aunque cada una puede tener sus patologías particulares, lo cierto es que las enfermedades de los perros adultos son muchas veces similares a las nuestras. Te dejamos cuáles son y sus síntomas para que puedas detectar si están afectando a tu amigo.

Cuáles son las enfermedades de los perros adultos

Un perro es considerado adulto cuando alcanza los 8 años de edad. Cuando se trata de razas grandes, puede serlo incluso antes. En esta etapa, comienzan a aparecer desequilibrios en la salud y algunas patologías propias de esta edad. Aunque no todos los perros las sufrirán, vamos a conocer cuáles son las enfermedades de los perros adultos más comunes y la sintomatología que presentan.

Si bien algunas pueden tener tratamientos o existir soluciones para ayudarles a mejorar, otras son parte natural del proceso de cualquier ser vivo y lo único que podremos hacer es apoyarle y seguir queriéndoles para que se sientan apoyados.

Las enfermedades de los perros adultos y su sintomatología

Artrosis

La artrosis es probablemente una de las enfermedades de los perros adultos más frecuentes. Nos resulta familiar ya que también afecta a los humanos, y la sintomatología es a su vez muy similar. El dolor de huesos y de las articulaciones y la dificultad para realizar ciertos movimientos son el cuadro que se presenta cuando esta patología va avanzando.

Es por ello que los perros adultos se vuelven más inactivos progresivamente y pueden modificar su carácter alegre y juguetón. Los síntomas son, por tanto, un aumento de la pasividad, quejas al realizar algunos movimientos, pérdida del interés por pasear y jugar e incluso pérdida de apetito. Sin embargo, existen muchas soluciones como arneses o protectores de rodillas que pueden ayudarles a aliviar la presión y reducir el dolor.

Obesidad

La obesidad es otra de las enfermedades de los perros adultos que se da con mayor frecuencia. Además, suele ir ligada a la artrosis. El exceso de peso aumenta la presión sobre las articulaciones y el esfuerzo que estas deben realizar.

Para evitar que esto suceda, hay que prestar atención a su dieta. Se debe eliminar el exceso de golosinas y optar por un pienso senior. Las necesidades nutricionales varían así como la cantidad total de calorías. La obesidad puede producir otras enfermedades de los perros adultos, como las cardíacas y las renales.

Sordera y ceguera

Ambas son también enfermedades de los perros adultos, tal y como les sucede a las personas. Mientras mantengan el sentido del olfato, los perros pueden manejarse bastante bien. Por otra parte, en el caso de la ceguera, si se trata de cataratas, estas pueden operarse. Cuando se trata de procesos degenerativos poco podemos hacer. Puesto que es posible que se muevan a menor velocidad, siempre debemos ofrecerles un buen abrigo para pasear.

Enfermedades renales

Aunque existen más, la última de las enfermedades de los perros adultos más frecuentes son las renales. Las náuseas o la pérdida de apetito son los principales síntomas de esta patología. Si bien no tiene cura, algunos medicamentos pueden reducir las molestias causadas. Tal y como sucede con la artritis.

Las enfermedades de los perros adultos son una parte natural del proceso de envejecimiento. Lo importante es seguir cuidando bien al animal, administrarle los medicamentos que requiera y ofrecerle ayuda terapéutica para que mantenga su movilidad.

La fisioterapia es una de las terapias de recuperación que más beneficios puede aportar cuando existe una lesión. Pero no sólo a los humanos. La fisioterapia para perros también es recomendable para que estos animales puedan mejorar de sus patologías. Además, en muchos casos, les aporta el punto extra que les falta para poder recuperarse por completo.

La técnica de fisioterapia más adecuada para un perro será distinta en función de la patología que tenga. Entre las principales están, además de la clásica terapia manual, está el láser, los baños en agua, la magnetoterapia, la estimulación eléctrica o la terapia mediante la aplicación de calor. Pero ¿cuándo es necesario utilizarla?

Cuándo utilizar la fisioterapia en perros

Generalmente, la fisioterapia en perros suele ser bastante beneficiosa para los animales que han sufrido una operación. Especialmente, en los que han pasado por una operación relacionada con los huesos, ya sea de las extremidades o de la columna. Generalmente, sólo es necesario aplicársela a los perros adultos, puesto que los cachorros suelen recuperarse rápidamente de sus dolencias.

También para los animales que han perdido masa muscular de forma notable en las articulaciones de las patas. Y también de los perros que se van haciendo mayores, más propensos a sufrir achaques y dolores que los animales más jóvenes.

Con la fisioterapia, que se comenzó a popularizar hace aproximadamente una década, los perros pueden acelerar la recuperación de una operación o de sus lesiones. También aliviar patologías crónicas o el desgaste asociado a la edad.

Gracias a diferentes técnicas, los perros que reciban fisioterapia podrán aliviar sus dolores y ver cómo se reduce la inflamación de sus articulaciones y zonas afectadas por enfermedades. También mejorará la flexibilidad de los músculos y se rebajará el grado de atrofia de ligamentos y tendones. Y también verá acortarse su periodo de recuperación aproximadamente un 30%.

Perro con veterinario

¿Cómo son las sesiones de fisioterapia para perros?

Las sesiones de fisioterapia para perros son distintas en función del tipo de tratamiento que se deba aplicarles. Pero en general, siguen unas pautas comunes. Por lo general, cada sesión dura entre 30-40 minutos y una hora. Y en función del estado del animal y de la duración estimada del tratamiento, tendrá que recibir sesiones dos o tres veces por semana.

Además de recibir terapia en la consulta de un especialista en fisioterapia canina, los animales también pueden recibir en su casa fisioterapia manual mediante masajes. Estas sesiones se las puede dar su dueño, siempre que haya recibido previamente instrucciones para hacerlo.

Esta opción es la más indicada en caso de que el perro necesite un tratamiento continuado por el desgaste físico asociado a la edad. O cuando no permita que quien vaya a aplicarle el tratamiento manipule la zona en la que siente dolor.

Para intentar evitar esto último, no obstante, es importante que el dueño del perro esté presente cuando se le aplican sesiones de fisioterapia al animal. Así tendrá más confianza, estará más relajado, y bloqueará menos el acceso a la zona en la que sienta dolor.

Magnetoterapia para perros

La magnetoterapia es una forma de tratamiento que utiliza campos magnéticos para aliviar diversas condiciones de salud y promover el bienestar. En el caso de los perros, esta terapia no invasiva ha ganado popularidad por sus beneficios en el tratamiento de afecciones como la artrosis, lesiones musculares, fracturas que no cicatrizan adecuadamente, y para aliviar el dolor crónico. Aquí te detallo cómo funciona y sus posibles beneficios:

¿Qué es la Magnetoterapia?

La magnetoterapia utiliza imanes o dispositivos generadores de campos magnéticos para aplicar sobre el cuerpo. La idea es que estos campos magnéticos pueden mejorar la circulación sanguínea, reducir la inflamación, estimular la reparación de tejidos, y aliviar el dolor.

Beneficios de la Magnetoterapia para Perros

  • Alivio del Dolor: Es especialmente beneficiosa para perros mayores con dolores articulares o aquellos que sufren de condiciones como la displasia de cadera o artrosis.
  • Reducción de la Inflamación: Puede ayudar a reducir la inflamación en lesiones o áreas afectadas por enfermedades, promoviendo una recuperación más rápida.
  • Mejora de la Circulación Sanguínea: La estimulación de los campos magnéticos puede fomentar una mejor circulación, lo que es crucial para la salud general y el bienestar del animal.
  • Estimulación de la Reparación de Tejidos: Ayuda en la regeneración de tejidos dañados, lo cual es útil en el tratamiento de fracturas o lesiones musculares.

Consideraciones Importantes

  • Consulta Veterinaria: Antes de comenzar cualquier tratamiento de magnetoterapia, es esencial consultar con un veterinario para asegurar que es adecuado para tu perro, especialmente si tiene implantes metálicos o sufre de ciertas condiciones de salud.
  • Profesionales Calificados: Es recomendable buscar a un profesional calificado que tenga experiencia en la aplicación de magnetoterapia en animales para garantizar que el tratamiento sea seguro y efectivo.
  • Complemento, No Sustituto: La magnetoterapia debe considerarse como un complemento a los tratamientos tradicionales y no como un sustituto de la atención veterinaria convencional.
Cómo actuar ante una fractura de perro

Un atropello o una caída son las causas principales de las roturas de huesos en los perros. También la edad o el estado físico del perro afectarán en mayor o menor medida a la gravedad de la situación. Puesto que algún día podríamos vernos en esta situación, vamos a conocer cómo debemos actuar ante una fractura en un perro.

Qué son las fracturas de hueso

Una fractura es una rotura parcial o total de un hueso. En función de la gravedad y del tipo de fractura, podrá ser visible o no. Así, algunas pueden romper la piel y asomar hacia el exterior, mientras que en otras ocasiones el desplazamiento del hueso queda en el interior de la piel.

Saber actuar ante una fractura es vital, ya que aunque tienen tratamiento, si no actuamos con rapidez podemos poner en peligro la vida del animal. Algunos factores que van a influir en el desencadenante o en la evolución son la edad del perro, el peso, su estilo de vida o las posibles patologías que pueda padecer.

Cómo actuar ante una fractura de perro

La importancia de saber actuar ante una fractura

Como decimos, a veces un accidente no tiene por qué tener mayor repercusión que el daño localizado en sí. Pero para que la gravedad no trascienda, es necesario conocer cómo actuar ante una fractura en un perro.

Si has tenido la suerte de no verte en esta situación pero quieres aprender para no correr riesgos, o si te ha sucedido y no has sabido reaccionar, vamos a conocer los pasos que debemos llevar a cabo para socorrer a un animal herido.

Pide auxilio lo antes posible

Tanto si tenemos conocimientos de primeros auxilios como si no, debemos llamar a un veterinario lo antes posible. Si disponemos de vehículo, es importante trasladarlo con la mayor brevedad posible. En el caso de que no dispongamos de uno, podemos consultar directamente con nuestro veterinario.

Algunas clínicas veterinarios tienen a disposición un servicio de ambulancia para la recogida de animales heridos. Hay que recordar que de igual modo que sucede con las fracturas no visibles, pueden existir otros traumatismos que no llegamos a percibir. Saber actuar ante una fractura o un accidente es fundamental para salvarles la vida.

Inmoviliza la zona

Si se trata de una fractura visible y tenemos conocimientos de primeros auxilios, podemos proceder a inmovilizar la zona. Un periódico o una revista pueden sernos de utilidad. Basta con atarlos o sujetarlos con una venda alrededor de la extremidad fracturada.

Sin embargo, antes de apresurarnos a actuar ante una fractura, debemos preguntarnos si realmente sabemos hacerlo. Si no estamos en posesión de unos conocimientos mínimos sobre el entablillado de una extremidad, es mejor esperar a recibir asistencia. Además de empeorar la situación si hay articulaciones implicadas, podemos causarle dolor al animal.

Modifica su postura si está inconsciente

A veces el animal puede quedar inconsciente, y actuar ante una fractura en estos casos cobra mayor importancia. A la hora de trasladarlo debemos levantarle la cabeza y evitar comprimir o doblar su cuello. Los riesgos mayores que pueden presentarse son asfixia al tragarse la lengua o daños cervicales.

Nuestro veterinario se encargará posteriormente de inmovilizar la zona correctamente o de practicar una cirugía si fuese necesario. Para su recuperación, será necesario utilizar férulas u otros accesorios que protejan la zona.

Consulta los artículos que tenemos disponibles en nuestra tienda y ayúdale a mejorar con rapidez. Cuidarle con cariño y paciencia es tan importante como saber actuar ante una fractura.

La miositis en perros es una de las enfermedades caninas que más afecta a su calidad de vida. No sólo porque puede afectar a su capacidad de moverse y realizar su actividad diaria habitual. También porque se trata de una patología muy dolorosa que les limita mucho. Se trata de una inflamación de uno o varios músculos que puede  afectar a diferentes partes del cuerpo. Su origen puede ser múltiple, y puede deberse tanto a heridas y roturas musculares como a un sobreesfuerzo. Pero también a los efectos de la edad.

Sobre todo afecta a animales domésticos de pelo corto, como diversas razas de perro. Se puede dar a cualquier edad, aunque aparece con más frecuencia en perros adultos y de más edad. Hay tres tipos: eosinofílica, reumática y purulenta.

Miositis en perros: principales causas, síntomas y tratamiento

Causas y síntomas de la miositis en perros

La miositis en perros puede deberse a varios motivos. Entre ellas, a una rotura muscular o a un hematoma, tanto producto de un golpe o una caída como de una actividad física excesiva o un salto desde una altura elevada. Pero también puede aparecer tras soportar una carga excesiva sin que el animal esté preparado para ello.

A veces también se da como consecuencia de la hipotermia que puede sufrir un perro cuando se encuentra en un entorno en el que hace un frío excesivo y sin estar preparado para ello. Entonces, los músculos tienen problemas para moverse, puesto que el frío los paraliza, y aparece la inflamación.

Cuando aparece en un perro mayor, se trata simplemente de los efectos de la edad, que les producen dolores y achaques varios. O bien por parásitos que anidan en los músculos y otras zonas móviles del organismo del animal, y ocasionan desplazamientos y erosiones.

Evidentemente, uno de los principales síntomas de que un perro tiene miositis, además de la dificultad de desplazamiento si afecta a las patas o a la zona de las articulaciones y la columna, es el dolor. Los perros afectados tendrán tanto dolor que generalmente no querrán moverse (o no podrán hacerlo), y gemirán de dolor. También rechazarán que se toque la zona afectada, e incluso las caricias, aunque sean suaves.

El perro puede encontrarse mejor a primera hora de la mañana después de dormir, pero ya aparecerá cansado. Y el dolor irá aumentando a medida que pase el día. Es especialmente indicativo de la presencia de miositis el dolor en la zona de la pelvis o del hombro, dos de los puntos en los que primero se manifiesta esta dolencia.

Además, la miositis presenta otros síntomas adicionales. Entre ellos, las dificultades para posar una pata o varias, la posición curvada de la espalda del perro, etc. Todo unido a una tensión evidente en la zona del cuello, producto de los dolores y las dificultades para moverse, y a la hinchazón de la zona afectada. También puede aumentar la temperatura corporal, y aparecer sangre en la orina. Y como consecuencia de todo esto, llegan el decaimiento y la pérdida de apetito.

Tratamiento de la miositis en perros

Cuando la miositis se detecta pronto, y se trata de una forma leve, bastará llevar al animal al veterinario para que le ponga un tratamiento adecuado tras dar con la causa de la enfermedad. Por lo general, estará completamente restablecido en un par de semanas. Pero cuando se trata de una miositis grave o se aplaza su tratamiento, puede tardar más en curarse, y le pueden quedar secuelas.

Entre estas secuelas está el acortamiento de los músculos afectados, la atrofia muscular y la paralización de una o varias extremidades. En estos casos, además de un tratamiento para eliminar el dolor y tratar de reparar en la medida de lo posible el daño, el perro puede necesitar rehabilitación y diversos apoyos para poder desplazarse. Estos van desde un protector para las extremidades afectadas hasta una silla de ruedas adaptada para casos más graves que impliquen la parálisis de las patas traseras.

Cómo cuidar de un perro discapacitado

Debido a los grandes avances veterinarios, hoy en día podemos encontrar diversas soluciones para los problemas de movilidad de los animales. Tanto si nuestro amigo ha sufrido una enfermedad como si consideramos adoptar, es posible cuidar de un perro discapacitado para que disfrute de una vida feliz.

Cuáles son las causas de la pérdida de la movilidad

Aunque hasta hace no demasiado tiempo no se valoraba la opción de cuidar de un perro discapacitado, en la actualidad se les da una oportunidad. Gracias al trabajo de quienes luchan por sus vidas, en el mercado podemos encontrar diferentes opciones para ayudarles a mejorar su calidad de vida.

Pero antes de pasar a las soluciones disponibles para cuidar de un perro discapacitado, vamos a ver las causas. En algunas ocasiones, la movilidad puede recuperarse progresivamente, pero en otras, la parálisis será definitiva.

  • Enfermedades o procesos degenerativos: algunas patologías como la artrosis canina de tipo severo, la displasia, las hernias o la mielopatía degenerativa, entre otras, afectan a las capacidades físicas de los perros.

  • Intervenciones: una intervención quirúrgica, una fractura o algunos accidentes reducen temporalmente la movilidad del animal. Será temporal o definitiva en función de la gravedad y los daños.

  • Parálisis: nacer con un defecto o sufrir una amputación ocasiona una parálisis permanente en el animal.

  • Problemas neurológicos: este tipo de problemas, así como los de columna y los traumas, suelen aparecer con la edad o el sobrepeso. La solución varía según la causa.

Así, podemos distinguir pues entre las parálisis permanentes y las temporales. Dependiendo de las causas, el tratamiento y las opciones para cuidar de un perro discapacitado cambiarán. Existen en el mercado diferentes sillas y arneses para ayudarles. Y también es conveniente utilizar la fisioterapia para acelerar la rehabilitación cuando esta sea posible.

Cómo cuidar de un perro discapacitado

Elementos para cuidar de un perro discapacitado

Cuidar de un perro discapacitado es ahora bastante sencillo dadas las opciones que tenemos a nuestro alcance. Aunque en el mercado hay diferentes modelos de sillas de ruedas y arneses, hay quienes prefieren construirlos ellos mismos.

Sillas de ruedas

Las sillas de ruedas para cuidar de un perro discapacitado suelen estar hechas en procesos industriales. Sin embargo, también existen modelos fabricados artesanalmente. En la actualidad, encontramos modelos hechos en 3D, que están adaptados a las medidas de nuestro amigo.

Asimismo, las sillas vienen adaptadas también para la falta de movilidad en las patas anteriores (poco comunes) y las posteriores. Y las hay con ruedas para la rehabilitación e integrales, si la movilidad es reducida.

Arneses

Los arneses también son utilizados para cuidar de un perro discapacitado. Están indicados para la pérdida de movilidad, para los paralíticos o cuando existe alguna discapacidad. Gracias a su diseño nos permiten soportar el peso de las patas traseras, delanteras o ambas.

Para una mayor comodidad al cuidar de un perro discapacitado, también hay variantes con sujeción en el viente. La gama de tipos de arneses es muy amplia y tendremos que buscar la que mejor se adapte.

En Ortocanis puedes encontrar distintos modelos que se adaptan a las diferentes patologías del perro. Si tienes dudas, puedes contactarnos y te ayudaremos a elegir el adecuado. También puedes leer la experiencia de otros compradores. Cuidar de un perro discapacitado es darle una oportunidad a la vida.

Las patas de los perros son una de las zonas más vulnerables de los perros. Por un lado, están en contacto directo con el suelo y pueden sufrir heridas. También están expuestos a golpes o a pisar mal. Y por supuesto, pueden sufrir un problema en las patas, o lesiones por torceduras, malas pisadas, etc. O simplemente, por efecto de la edad.

Por lo tanto, conviene revisar cada cierto tiempo sus extremidades cuidadosamente. También hay que estar atentos ante cualquier cambio de comportamiento. Si, por ejemplo, un perro que es muy activo de repente se vuelve sedentario, o si cambia otros comportamientos, es necesario averiguar el porqué. Para ello, aparte de descartar otras patologías, es necesario revisar sus patas.

Cómo detectar una enfermedad o problema en las patas del perro

Cómo detectar un problema en las patas de un perro

A veces, si un perro tiene un problema en las patas es bastante evidente. De repente empiezan a cojear, o no quieren andar. O les da por lamerse insistentemente una pata. O por dar la sensación de que se la muerden. Entonces, está claro que algo les sucede.

Pero a veces, lo que les sucede no es tan evidente. Pueden estar molestos, pero no quedar claro dónde puede estar el problema. En ese caso, cuando el perro está cómodo, se puede realizar una inspección con cuidado de sus patas. En estos casos, hay que tener cuidado al hacerlo, para no hacerle daño.

Cómo examinar las patas de un perro

Para revisar las patas de un perro en busca de problemas o lesiones, lo más recomendable es comenzar por sus almohadillas. Debido a que están en contacto con el suelo, son algunas de las partes más susceptibles de tener problemas. Al andar, se le puede clavar algo al perro en ellas. O hacerse una herida pequeña, que a simple vista no se aprecia, pero que pueda derivar más adelante en un problema en las patas más serio. También puede tener las almohadillas agrietadas, o un quiste.

Tras revisar las almohadillas y la zona que las rodea, si no se aprecia ningún problema en ellas, hay que revisar las patas. Para ello, es necesario palpar con cuidado cada una de ellas. Se esta manera se podrán apreciar bultos extraños. También golpes que le puedan causar dolor. Si es así, el animal reaccionará cuando lo sienta, e intentará retirar la pata. De ahí lo de revisárselas con cuidado. Para evitar causarle más dolor.

Qué hacer cuando hay un problema en las patas

Siempre que se detecte que un perro tiene un problema en las patas hay que acudir al veterinario. Aunque sea una herida, porque si no cura bien o se infecta, puede degenerar en un problema mayor. Por lo tanto, es aconsejable consultar con un especialista. Y hacerlo, además, sin perder tiempo. Si esperas para acudir con el perro a una consulta, el problema puede agravarse.

El veterinario examinará al animal y decidirá el tratamiento más adecuado en cada caso. Desde una cura de una herida hasta una pequeña cirugía. También podrá indicar si es necesario proteger algún área de las patas afectadas. Por ejemplo, con un soporte para carpo. O, tras una cirugía, con una férula ortopédica. En cualquier caso, siempre deberás seguir las pautas que te indique el especialista.